EJÉRCITO DE PAZ
Por Camile Roldán Soto
El Nuevo Día - martes, 22 de febrero del
2000
N lo que se calificó como la marcha más grande
celebrada en Puerto Rico, una multitud estimada por los organizadores
en más de 150 mil personas
respondió al llamado
de diversos líderes religiosos
del país para
expresar su apoyo y deseos
de paz para Vieques
y a la vez rechazar las
directrices del presidente
Clinton en el caso de la
Isla Nena.
El gigantesco manto de gente, que portó banderas
blancas y puertorriqueñas,
cubrió los seis
carriles y el paseo del
expreso Las Américas
en dirección a la salida
que conduce a la
avenida Roosevelt oeste.
El superintendente de la Policía, Pedro Toledo,
reconoció que esta ha sido
la marcha más
concurrida de las celebradas
en la isla,
pero su estimado estuvo
muy por debajo del
de los organizadores de
la actividad y del
mismo arzobispo de San
Juan Roberto González,
quienes afirmaron que la
multitud sobrepasó
las 150 mil almas. Según
los cálculos de
la Policía, los asistentes
a la actividad
sumaron entre 80,000 a
85,000 mil personas.
Otros expertos en este
tipo de evento, como
el comisionado de seguridad
de San Juan,
Jorge L. Collazo, y el
líder sindical Federico
Torres Montalvo, coincidieron
en que la asistencia
a esta actividad fue la
más impresionante
que se ha dado en la isla.
Mucha, mucha gente
"Yo medí el área en el estadio que podía
ocupar la gente. Pero había
muchas, muchas
personas fuera de esa área",
afirmó
Torres. Desde las 8:00
a.m. comenzaron a
llegar familias, grupos
de religiosos, personas
con impedimentos y ancianos
a las inmediaciones
del Tren Urbano y el parque
Luis Muñoz Marín
en la avenida Piñeiro,
desde donde salió
la caminata unos 20 minutos
más tarde de
la hora pautada, las 10:00
a.m. Durante la
hora que precedió al inicio
de la marcha,
los organizadores realizaron
la titánica
labor de mantener en orden
a la muchedumbre.
Tan grande fue la concentración de personas
que asistió a la marcha,
que no pudo establecerse
un punto de partida común y los manifestantes tuvieron
que salir de ambos extremos
de la avenida
Piñeiro. Primero salió
el grupo que estaba
frente al Tren Urbano y
luego el que se reunió
cerca del parque Luis Muñoz
Marín.
Encabezaron la marcha silenciosa tres jóvenes
vestidos de ángeles, trepados
en zancos y
portando la monoestrellada
boricua. Tras
ellos, un joven levantaba
al firmamento una
gigantesca bandera blanca.
Escoltados a ambos lados por una cadena de
miembros del Comité de
Disciplina de la marcha
y portando una gran pancarta
que leía "Paz
para Vieques ni un tiro
más", caminaron
en la primera fila de la
comitiva el arzobispo
de San Juan, Roberto González;
el obispo
de la Iglesia Metodista,
Juan Vera; la alcaldesa
de San Juan, Sila María
Calderón; el representante
del Partido Independentista
Puertorriqueño,
Víctor García San Inocencio;
y el representante
del Partido Nuevo Progresista,
Augusto Sánchez,
entre otros muchos líderes
de distintas iglesias,
partidos políticos y miembros
de la clase
artística en la isla. Asistió,
también, una
delegación de 300 residentes
de Vieques.
El inmenso gentío se desplazó con relativa
celeridad por el trayecto
de dos millas,
siguiendo las órdenes del
Comité de Disciplina.
Aún así, cuando los primeros
caminantes llegaron
hasta el Estadio Hiram
Bithorn, todavía una
buena parte de los manifestantes
se encontraba
en el punto de partida
de la marcha. Otros,
en su mayoría gente de
edad avanzada, ya
estaban en el estacionamiento
del estadio
esperando el inicio del
acto ecuménico que
comenzó pasado el mediodía.
Reina la bandera blanca
En varios de los edificios y condominios
aledaños al trayecto de
la caminata, se pudo
observar grupos de personas
ondeando sus
banderas blancas y portando
carteles con
leyendas a favor del cese
de los bombardeos.
Un helicóptero sobrevolaba
el área, con un
mensaje que leía "En verdad
os digo,
habrá paz".
Una vez llegaron los líderes religiosos a
la tarima, ubicada frente
al Coliseíto Pedrín
Zorrilla, dio comienzo
el acto ecuménico
con la invocación de la
actividad, a cargo
del arzobispo metropolitano.
Luego el obispo
de la diócesis de Caguas,
Alvaro Corrada
del Río, dio un mensaje
a nombre de todos
los religiosos.
"Dios eterno, escucha el clamor de tu
pueblo de Puerto Rico por
su Isla Nena. Despierta
nuestras conciencias dormidas,
que grite
tu pueblo la alerta, que
los crímenes despiadados
contra Vieques cesen",
dijo en tono
firme durante un extenso
discurso.
"Que se acabe definitivamente el bombardeo,
que trae tal contaminación.
Que salga la
Marina de Vieques. Que
los que crearon tal
violencia y destrucción
de la ecología, la
limpien y restauren con
lo millones que cueste
al Congreso de los Estados
Unidos. Ilumina
a nuestros gobernantes
para que se levanten
a la altura del pueblo
viequense y exijan
justicia y paz.", continuó
diciendo
enfático el obispo.
La niña viequense Marakianí Olivera leyó
una proclama pidiendo la
paz de parte de
los niños.
A las 2:00 p.m., ya por concluir la actividad,
un grupo de cantantes puertorriqueños,
entre
ellos Danny Rivera, Antonio
Cabán Vale "El
Topo" y Chucho Avellanet,
cantaron juntos
"La Borinqueña" y canciones
alusivas
a la paz en Vieques.
Tito Guzmán y decenas de miles de puertorriqueños
clamaron por paz para la
isla nena.
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