Biografía oficial
Edición y fotos en el Museo por Luis R. Negrón
Hernández
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ELISA RINCÓN de Gautier, mejor conocida como doña Felisa,
fue la primera mujer en
ocupar la alcaldía
de una ciudad importante
del hemisferio Occidental.
Sirvió como Alcaldesa de
San Juan por espacio
de 22 años, de 1946 a 1968.
Fue pionera del
movimiento en pro de los
derechos políticos
de la mujer, en establecer
programas de cuidado
diurno para niños de edad
preescolar y en
establecer los primeros
centros de asistencia
legal y médica para indigentes.
Líder y figura
ejemplar para los hispanoamericanos,
sirvió
también como Embajadora
de Buena Voluntad
bajo cuatro presidentes
norteamericanos.
Es una de las figuras puertorriqueñas
más
prominentes de nuestra
historia política
capitalina.
Pionera como sufragista y líder en la política
puertorriqueña
Con la fuerza de su imaginación, iniciativa
y perseverancia, doña Felisa
fue una de las
primeras mujeres en votar
en Puerto Rico
y en ocupar una posición
de liderato dentro
de un partido político
en los años 30 y en
ser nombrada a un cargo
importante en el
servicio público en la
década del 1940. Rompió con barreras sexistas tradicionales
al ser nombrada Alcaldesa
de San Juan en
el 1946, posición que ocupó
con abrumador
apoyo del pueblo hasta
enero de 1969. Fue
servidora pública ejemplar,
abriendo camino
a cientos de otras mujeres
para la participación
en el proceso político.
Laboró incansablemente
para promover la participación
electoral
de los hispanos residentes
en los Estados
Unidos, trabajando activamente
en campaña
presidenciales, congresionales
y municipales
desde el 1936.
Foto: Puertorriqueñas sufragistas.
Origen, familia
Doña Felisa nació en el pueblo de Ceiba, Puerto
Rico, el 9 de enero de
1897, hija de Enrique
Rincón, abogado, y de Rita
Marrero, maestra.
La mayor en una familia
de nueve hijos, a
la temprana edad de 12
años se hizo cargo
de sus hermanos al morir
su madre.
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Museo Felisa Rincón de Gautier
(Viejo San Juan) |
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Estudió en escuelas públicas
de Fajardo,
Humacao y Santurce, donde
completó el tercer
año de escuela superior.
Respondiendo a su
interés en la medicina
y la farmacopea, se
convirtió en farmacéutica
práctica. Siendo
ya Doña Felisa una talentosa
costurera, su
interés en proveer fuentes
de trabajo a los
desempleados en Puerto
Rico le llevó a viajar
a Nueva York para aprender
cómo operar una
fábrica de trajes y dominar
el arte del diseño
de alta costura. Con el
tiempo abrió una
tienda de ropa muy exitosa
"Felisa's
Style Shop" - y más
adelante, una floristería.
Su interés primordial,
sin embargo, fue siempre
el ayudar y servir a la
gente.
Inicios en la vida política
Creció en un hogar donde era común la tertulia
de temas políticos e internacionales
entre
su padre y algunos de los
grandes líderes
del Puerto Rico de entonces.
Cuando las mujeres
adquirieron el derecho
al voto en Puerto
Rico en el año 1932, doña
Felisa no sólo
fue la quinta en registrarse,
sino que también
fue nombrada representante
oficial del Partido
Liberal por su presidente,
Antonio R. Barceló.
Dos semanas más tarde fue
nombrada miembro
del Comité Ejecutivo de
ese partido. Foto a la derecha: Antonio R. Barceló.
Como militante del Partido
Liberal, Felisa
Rincón se dedicó a llevar
el mensaje de reforma
de su partido a los pobres,
concentrando
sus esfuerzos en los peores
arrabales de
Puerto Rico. Luego de ser
derrotado el Partido
Liberal en las elecciones
de 1936, ella se
unió a Luis Muñoz Marín
en el 1938 para ayudar
a formar un nuevo partido,
partido popular
el Partido Popular Democrático
(PPD). Doña
Felisa se convirtió en
la Presidenta del
Comité de San Juan del
PPD y en el 1944,
el liderato del partido
le pidió que se postulara
para Alcaldesa, de igual
manera que los líderes
del Partido Liberal le
solicitaran que aspirara
al Senado en 1936. En 1946,
en desafío a
las tradiciones que formaban
parte de su
crianza, aceptó su nombramiento
como Alcaldesa
de San Juan, completando
el término de Roberto
Sánchez Vilella.
Doña Felisa: 22 años como alcaldesa de San
Juan
En sus 22 años como Alcaldesa, San Juan aumentó
su población de 180,000
a 450,000 habitantes, convirtiéndose en el centro financiero
y turístico del Caribe.
Bajo el liderato
de doña Felisa, San Juan
se transformó en
una de las ciudades más
hermosas del hemisferio.
Trabajando en estrecha
colaboración con su
buen amigo y líder político
Luis Muñoz Marín,
contribuyó significativamente
a la enorme
tarea de reconstruir la
infraestructura económica
de Puerto Rico, una obra
que transformó al
país, de uno de los más
pobres del Hemisferio
Occidental, en uno de los
de mayor progreso.
Foto: Luis Muñoz Marín.
Durante su incumbencia,
la prioridad de doña
Felisa fue el bienestar
del pueblo, sobre
todo los pobres y los desvalidos.
Bajo su
administración se lograron
grandes proyectos
y programas piloto. Doña
Felisa organizó
los primeros centros de
cuidado preescolar
del Hemisferio, las "Escuelas
Maternales",
que más tarde sirvieron
de modelo para el
programa "Head Start"
de los EE.UU.
en la década de los 60.
Instituyó centros
clínicos de diagnóstico
en los barrios de
la capital. Renovó el complejo
del Hospital
Municipal de San Juan y
mejoró los servicios
a pacientes ambulatorios
del mismo. El Hospital
Municipal de San Juan fue
el primero en la
Isla en recibir acreditación
completa de
la "American Hospital
Association"
en 1948. Esto hizo posible
que se estableciera
la Escuela de Medicina
en 1950. Doña Felisa
también estableció los
primeros centros municipales
para el cuido de envejecientes
y los primeros
centros de asistencia legal
para dar servicio
a personas de escasos recursos.
En 1959,
el ejemplar liderato de
Doña Felisa en el
área de técnicas de conservación
logró que
se otorgara a San Juan
el "All American
City Award".
Querida por el pueblo
Bajo la administración de Doña Felisa, el
pueblo siempre tuvo acceso
a la alcaldía.
Sus ya famosas audiencias
de los miércoles
permitían que cada ciudadano
se sintiera
confiado que la Alcaldesa
trataría por todos
los medios de resolver
los problemas que
le trajeran a su atención.
En las Navidades,
la Alcaldesa distribuía
regalos a miles de
familias necesitadas. También
ayudó a organizar
equipos juveniles de pelota,
proveyéndoles
uniformes y el equipo necesario,
además de
habilitar terrenos que
sirvieran para parques
de pelota para los niños
de los barrios.
Sus esfuerzos ayudaron
a la formación de
equipos de Pequeñas Ligas
a través de todo
San Juan. Con recursos
limitados, pero con
un compromiso total de
proveer lo mejor su
pueblo, la administración
de Doña Felisa
logró avances extraordinarios
en las áreas
de bienestar público, obras
públicas y en
expandir las oportunidades
educativas y culturales.
El éxito de la Alcaldesa
no se limitó solamente
a Puerto Rico o a los Estados
Unidos. Cuatro
presidentes norteamericanos
solicitaron a
Doña Felisa que fungiera
como Embajadora
de Buena Voluntad en países
de Latinoamérica,
Asia y Europa. Su labor
en Latinoamérica
es quizás uno de sus mayores
legados pues
muy pocos han promovido
como ella la compenetración
y la amistad entre los
pueblos latinoamericanos
y los Estados Unidos. Se
destacó por ser
una ardua defensora de
la democracia y la
justicia social en este
hemisferio por más
de medio siglo.
Homenajes internacionales
Doña Felisa recibió numerosos galardones,
condecoraciones y grados
honorarios por parte
de gobiernos municipales y estatales, incluyendo
reconocimientos de los
gobiernos de Francia
(Medalla de Juana de Arco);
España (Medalla
de Oro de Honor, Medalla
Don Quijote y Medalla
Isabel La Católica); (Medalla
Simón Bolívar);
(Premio de la Orden del
Mérito) y Ecuador
(Medalla de Oro de Honor),
entre otros. En
1954, Doña Felisa fue reconocida
como "Mujer
de las Américas" por la
Unión de Mujeres
Americanas de Nueva Yorkpor
todas sus aportaciones
en el hemisferio Occidental.
En 1958, el
Cardenal Francis Spellman
de la Catedral
de San Patricio en Nueva
York le confirió
la "Medalla del Sagrado
Sepulcro de
Jerusalén". En 1961, Eleanor
Roosevelt
le entregó el "Premio Filantrópico
Hebreo".
Todos estos honores que
trascienden barreras
políticas y geográficas
reconocen que Doña
Felisa es ejemplo de las
aspiraciones altas
que cualquier persona pueda
tener.
Foto: Doña "Fela" rodeada de izq.
a der. por Hiram Cancio,
Ariel Colón, Arturo
Morales Carrión, Jaime
Benítez y Ricardo
E. Alegría.
A los 95 años
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Aún a sus 95 años, no dejaba de promover las
causas meritorias que han sido motivo del
trabajo de su vida. Su integridad, su devoción
al deber, su dedicación al mejoramiento de
oportunidades para los menos afortunados
de la sociedad, y su amor y comprensión hacia
la gente, son cualidades que le ganaron el
título de uno de los servidores públicos
más destacados de su tiempo. Era clara su
devoción por su país y por el fomento de
los valores de la democracia en el extranjero.
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Foto "L. Negrón H.":
Sala de la
residencia-museo de doña
Felisa en el viejo
San Juan.
Ultimo adiós
Doña Felisa Rincón de Gautier murió el 16
de septiembre de 1994 en
el Hogar Nuestra
Señora de la Providencia
en Puerta de Tierra.
Llevada a la Funeraria
Ehret donde fue puesta en Capilla hasta el 18 de septiembre
y en donde se ofreció una
Misa por el Padre
Juan José Santiago. Luego
fue trasladada
a la Sala Capitular del
Ayuntamiento de San
Juan donde estuvo hasta
el 19 de septiembre
en que recibió muestras
de cariño del pueblo
que tanto ella quiso y
ayudó. En donde se
ofreció un acto en que
los ex gobernadores
Rafael Hernández Colón
(PPD), Luis A. Ferré
(PNP), el alcalde de San
Juan, Héctor Luis
Acevedo, Miguel A. Hernández
Agosto, portavoz
de la minoría del Partido
Popular en el Senado,
y Rubio Bedoya, del Cuerpo
Consular, entre
otros muchos, le reconocieron
a doña Felisa
la obra realizada por ella
para el progreso
y bienestar de San Juan.
Foto de Luis Negrón H.:
Dormitorio de doña
Felisa en el viejo San
Juan.
A las 11:00 de la mañana
fue llevada a la
Catedral de San Juan donde
el cardenal Luis
Aponte Martínez ofreció
una Misa en su memoria.
En ambos lugares el pueblo
cargó el ataúd
de doña Felisa. Después
de la Misa salió
la comitiva fúnebre desde
la Catedral (Calle
Cristo-Fortaleza, Ave.
Ponce de León, Ave.
Fernández Juncos, Ave.
Muñoz Rivera) barrio
Monacillos de Río Piedras,
donde fue enterrada
con los honores de un jefe
de estado.
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