Y... llegaron los americanos
Por Haydée Reichard de Cancio, PHD
Editor, apuntes: Luis Negrón Hernández
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El escudo intruso: 1902-1905
Fotos: 4 de julio a principios del siglo
pasado
La primera Cámara de Delegados de Puerto
Rico
Barbosa: conoce su vida
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Coronel Mansfield, jefe de las
fuerzas militares
que ocuparon Aguadilla
en la invasión de
1898.
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veces nos preguntamos, ¿cómo recibió el pueblo de Puerto Rico
a los norteamericanos en 1898? Al leer las
crónicas y libros de la época y otros que
se han escrito en los últimos años, notamos
que
Aunque muchos fieles españoles
e hijos de
este país, lloraron la
salida de la Isla
para siempre del pabellón
de oro y grana.
Hoy escucharemos testimonios
de varias personas
que escribieron sus impresiones
del cambio
de banderas en sus respectivos
pueblos.
Mi tía abuela Caridad Reichard escribió: "tenía yo apenas ocho años cuando
la guerra hispanoamericana. Papá estaba al
tanto de la Prensa para saber las últimas
noticias. Ya se presagiaba que los americanos
habrían de invadir la isla; por lo pronto
la Isla ya estaba bloqueada, y la mayor preocupación
de la gente era que fuéramos a quedarnos
sin víveres.
Tropas norteamericanas ocupan la ciudad de
Mayagüez el 11 de agosto de 1898. Al centro,
la casa donde residió el líder separatista
Ramón Emeterio Betances.
Mi padre llenaba
la casa de provisiones,
cajas de galletas
y todo lo imaginable. Mamá
hacía panes de maíz
y tenía preparados grandes
trozos de tela gruesa,
líos con lo más indispensable…
En Mayagüez, mi residencia
por aquella época,
la mayoría de las
familias se habían "embriscado"
(huido del pueblo).
Luego vinieron las noticias
del desembarco por
Guánica y cómo, poco a
poco, iba acercándose
el enemigo a nuestro
pueblo hasta llegar
el día en que estaba
tan cerca que se
oía retumbar los cañones
en el combate que
libraban ambos bandos. |
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Esa tarde, las autoridades decidieron que
las tropas españolas evacuaran
la ciudad.
Al oscurecer pasaron los
soldados frente
a casa rumbo a Maricao.
Toda la gente se
echó a las aceras para
verlos pasar y despedirlos."
"Fue una noche de pesadillas. Bien temprano al otro día se supo que ya
los americanos estaban entrando en la ciudad
por el Camino Nuevo, hoy calle Post. Las
autoridades se reunieron en la Casa del Rey,
para recibir a los jefes del Ejército americano.
El 19 de septiembre de 1898 entraron en San
Sebastián del Pepino las tropas del ejército
americano bajo el mando del Capitán Brackford.
El alcalde don Manuel Rodríguez Cabrero,
líder autonomista, esperaba impacientemente
en su oficina.
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Agapito Picazo, comandante
de las tropas españolas en Aguadilla. |
La ceremonia que se llevara acabo allí dentro, yo no la vi, pero sí presencié la muy emocionante
escena del cambio de banderas. Desde la azotea
de la casa, donde se reunió toda la familia,
deshechas en lágrimas, vimos arriar la enseña
que habíamos conocido como nuestra durante
todas nuestras vidas y subir aquella que
sólo habíamos visto en estampas, alguna que
otra vez, y que no sabíamos lo que nos habría
de traer."
"Tales son algunos de mis recuerdos… pintorescas
imágenes captadas por una mente infantil…
que no permitía apreciar la magnitud de la
contienda, que tan hondamente había de afectar
los destinos de Puerto Rico y mucho menos
pensar que aquel acontecimiento, habría de
convertirnos, andando el tiempo, en ciudadanos
del país más grande y más libre del mundo."
(Almanaque Puertorriqueño Asenjo, l957).
Cerca de las nueve de la mañana se sintió
el ruido ensordecedor de las tropas que llegaban a la plaza y
un gentío enorme que invadían las calles.
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(Transcripción de la hoja ilustrada a la
derecha)
"AGUADILLANOS
Cumpliendo lo que me ordena el Exmo. Señor
Capitán, á las 8 de la mañana del corriente, haré
entrega al Ejército Americano, del Fuerte
de esta Villa, y de su Departamento.
Demás está deciros el sentimiento y la pena
conque entrego la
jurisdicción de mi
mando;
demás está que os
diga lo hago en cumplimiento
de mi deber como
militar que soy.
Pero antes
de dáros mi adiós
de despedida os voy
á suplicar
quizás el último
favor, que os ruego
me concedáis.
Olvidar por completo y para siempre los odios
y rencillas particulares que debido á la política podáis
tener con cualquiera, en la seguridad que
al par que muchas familias os deberán su
tranquilidad y sosiego, al obrar así, os
presentareis ante los americanos con el lema
que lo habéis sido y los sereis siempre:
¡Hombres honrados y amantes de la patria.
¡Adiós Aguadillanos!
Es el primero y único favor que os pide y
ruega el que siempre
se enorgullecerá
de
haber sido vuestro
amigo y Comandante
Militar.
Agapito Picazo
Aguadilla, 18 de Setiempre de 1898
- Imp. Voz del Pueblo"
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Escribía el Dr. José Ángel Franco: "El referido Capitán sube a la Alcaldía
y pregunta por el "Mayor". Se introduce
en la oficina del señor Rodríguez Cabrero
que le recibe de pie…
- "Señor alcalde: Tengo
órdenes de mi
gobierno de izar en este
edificio la bandera
americana.
- Señor Capitán de las
fuerzas americanas:
el Alcalde de este pueblo
soy yo y no tengo
órdenes de mi gobierno
para que esa bandera
se ize en este edificio.
Sin embargo. Usted
dispone de fuerzas armadas,
yo de nada. Ahora
bien: le voy a pedir un
favor.
- "Usted diga."
- Déjeme bajar de este
edificio, cruzar la
plaza y retirarme a mi
casa entonces y sólo
entonces, arriar la bandera
española e izar
la americana.
- "Oh, sí como no. Quiere
usted seguir
siendo "mayor" de San Sebastián"
- No señor, muchas gracias.
Luego un soldado americano
cruzó la plaza
y le entregó a don Manolo,
la bandera española
doblada. (Programa Fiestas
Patronales San
Sebastián 1957).
La entrada del ejército norteamericano en
la ciudad de Aguadilla se llevó a cabo el 19 de septiembre. Escribió
don Ramón Añeses Morell que varios jóvenes
aguadillanos se fueron en yolas para recibir
y saludar a los oficiales del norte. Entre
otros él recordaba a Luis Méndez Cardona,
Susano Bocanegra, quien había estudiado en
los EE.UU. y conocía el inglés; José Ruiz
y Monserrate Bisbal. También recordaba que
estaban cerca a él, frente al placer el Dr.
Stahl y a un señor Grajales quienes aplaudían
el suceso.
El General Luis Raúl Esteves
describió en
su libro "Los Barrabases"
la entrada
de las tropas norteamericanas
a la Villa
del Ojo:
"Hay sucesos que aunque las mentes infantiles no alcancen a comprender su importancia,
se graban en ellas con sus menores detalles
y por muchos años que pasen los recuerda
uno con toda exactitud. Tal me sucede a mí
con la entrada de las tropas americanas en
nuestro pueblo. Desde la azotea de la botica
(Torregrosa), donde se reunieron varias familias,
presenciamos cómo una compañía de soldados
americanos marchó hacia la plaza pública
y formaron frente a la Casa del Rey (Alcaldía).
El Capitán, Mansfield, acompañado de dos
números, subió a la azotea del viejo edificio
Consistorial, y mientras la compañía presentaba
armas y tocaba las cornetas, arrió el pabellón
de oro y grana e izó la bandera de las franjas
y estrellas. La ceremonia terminó en medio
de un profundo silencio. No recuerdo que
nadie aplaudiera. La compañía se marchó hacia
el viejo Fuerte. ¡Así, tan sencillamente
nos convertimos en "americanos".
El armisticio de aquella corta guerra se
efectuó el 12 de agosto pero sus huellas aún perduran en este pueblo
que se sigue preguntándose después de un
siglo ¿Quiénes somos y hacia dónde vamos?
(Periódico Visión, Mayagüez;
TEMAS Y TEMITAS)
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su casa: Tales from la Isla del Encanto, por Haydée Reichard de Cancio.
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