Arecibo
Luis R. Negrón Hernández
El dibujo a lápiz -entre 1821 a 1823- del naturalista francés Auguste
Plée nos muestra una iglesia parroquial en construcción, al frente una amplia plazoleta y, a ambos lados de ella, dos hileras de casas en madera.
La iglesia había sido destruida en el terremoto que estremeció a Puerto Rico en 1787, y a duras penas se levantaba una más majestuosa y que respondiera a la
antiguedad de la villa.
Cuando Plée hizo el dibujo, regía el periodo
Constitucional en la Isla.
En la rústica
plaza sin pavimentar, como
en el resto de
los pueblos, se habían
reunido los vecinos,
las tropas y funcionarios
del Ayuntamiento
para oir las reales órdenes
desde el balcón
de la Casa capitular. Luego,
marcharon por
la "ciudad" y participaron
en una
Misa solemne. Siguieron
a las festividades
salvas de cañones, música,
bailes y versos
en honor a la nación española
y al rey. Posteriormente,
se recolectaron 143 pesos
para construir
en la plaza la acostumbrada
pirámide de la
Constitución. En sesión
ordinaria, el Ayuntamiento
acordó sustituirla por
una lápida frente
al balcón de don Pedro
Colón. La misma sería
destruida al cesar el corto
gobierno constitucional
en 1823, hecho que se repitió
sarcásticamente en todos los pueblos seguido por festividades
similares y otra Misa,
ésta vez celebrando
el final del trienio constitucionalista.
Según documentos del 1822, analizados para
estos apuntes, se les dio
nombre a las calles
de la población por primera
vez. El Cabildo
dispuso que:
deberán llamarse calle de San Felipe la del
Sur y a de la Cruz
la del Norte que
arrancan de la plazuela
llamada comúnmente
del Rosario por estar
finiquito de ella los
fragmentos de la
Hermita de esta nominación
y concluyen en
la Plaza de la
Constitución; calles
Monserrate y de Camuy
las que arrancan
la primera de las
casas de doña Francisca
Torrín y don Vicente
Sellés, y la segunda
de la de Pedro Cádiz
y de las ruinas de
la
hermita de Concepción... |
Otras, recibieron el nombre de calles Agravios,
La Puente, Guayabán y San
Patricio.
Entre 1820 a 1821 rigieron en "la villa
de San Felipe de Arecibo"
los alcaldes
don Juan Lorenzo Olmo (subdelegado
de Marina
y cuñado del ex alcalde
don Esteban Colón),
don Manuel Antonio Zeno,
don Diego de Matos
y don Bernardo Zeno. Don
Vicente Sellés ejerció
como secretario. Como regidores:
don Francisco
Navarrete, don Félix Román
y don Ramón Tirado,
y don Manuel Pérez como Síndico procurador. Fueron capitulares don Andrés Colón, don
Francisco Irizarry y don
Manuel de Rivera.
Don José Domínguez era entonces el padre cura y vicario, bajo
cuya intendencia fueron
demolidas en 1821
las antiguas hermitas del
Rosario y la Concepción,
siendo destinadas sus imágenes,
ornamentos,
alhajas y fondos a la nueva
iglesia parroquial
en construcción. En 1822,
el Cabildo aprobó
edificar la primera verja
de ladrillos alrededor
del cementerio que sustituiría
la existente
de mallas y estacas, la
cual no lograba evitar
que los animales realengos
penetraran y profanaran
los sepulcros. El camposanto
junto a la iglesia
había sido trasladado fuera
de la población
por orden real del 1814,
la cual aplicó a
toda la Isla.
Próximamente iremos añadiendo otros interesantes
dibujos de Auguste Plée
de otros pueblos
de la Isla.
|