por Gonzalo Fernández de
Oviedo y Valdés
(1478, Madrid -1557, Santo Domingo)
Historia general y natural de las Indias,
vol. I, Libro V, Capítulo
III
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Foto: hallazgo arqueológico de enterramiento
indígena en terrenos
de lo que sería el
Convento
de los Dominicos,
en el viejo San Juan.
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" DIGO QUE ERAN BUENAS Y AMABAN A SUS MARIDOS, porque cuando algún cacique se moría, al
tiempo que le enterraban,
algunas de sus
mujeres, vivas, le acompañaban
de grado y
se metían con él en la
sepultura, en la cual
metían agua y casabe consigo
(que es el pan
que comen), y algunas frutas.
Llamaban los indios de esta isla athebeane nequen la mujer hermosa y famosa que viva se enterraba
con el marido; mas, cuando
las tales no se
comedían, aunque les pesase,
las metían con
ellos. Y así acaeció en
esta isla cuando
murió el cacique Behechio,
que dos mujeres
de las suyas se enterraron
con él vivas,
no por el amor que le tenían,
mas porque
de enamoradas de él no
lo hacían de su ques
grado, forzadamente y contra
su voluntad
las metieron en la sepultura
vivas, y cumplieron
estas infernales exequias
por observar la
costumbre.
La cual no fue general en toda la isla porque
otros caciques, cuando
morían no tenían esta
forma, sino después que
era muerto le fajaban
todo con unas vendas de
algodón tejidas,
como cinchas de caballos,
y muy largas, y
desde el pie hasta la cabeza
lo envolvían
en ellas muy apretado,
y hacían un hoyo y
allí lo metían, como en
un silo, y le ponían
sus joyas y las cosas que
él más apreciaba.
Y para esto, en aquel hoyo donde había de
ser sepultado, hacían
una bóveda de palos
de forma que la tierra
no lo tocase, y lo
sentaban en un duho
(que es un banquillo
bien labrado), y
después lo cubrían de tierra
por sobre aquel casamento
de madera y rama.
Y duraban quince
o veinte días las endechas
que cantaban y sus
indias e indios hacían,
con otros muchos
de las comarcas y otros
caciques principales
que venían a honrarlos.
[Foto: Estatua del cronista en la ciudad
de Santo Domingo,
República Dominicana]
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Entre los cuales forasteros
se repartían
los bienes muebles del
cacique difunto. Y
en aquellas endechas o
cantares recitaban
las obras y vida de aquel
cacique, y decían
qué batallas había vencido,
y qué bien había
no gobernado su tierra,
y todas las otras
cosas que había hecho dignas
de memoria."
*Libros sobre los Taínos
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