SIETE NUEVOS SANTOS EN EL AÑO DE LA FE
CATEGORÍAS DE CULTO CATÓLICO
LA SANTIDAD TIENE SU FUENTE EN LA REDENCIÓN
"...Para ser santos -explicó- no es
necesario realizar acciones y obras extraordinarias,
ni poseer carismas excepcionales... Es necesario, sobre todo, escuchar a Jesús y después seguirle sin desalentarse ante
las dificultades". Benedicto XVI
VATICANO, OCT. 2012 (VIS).
l domingo 21 de octubre, día en que se celebra
la Jornada Mundial de las Misiones (Domund),
el Papa Benedicto XVI canonizará a siete
beatos que serán los primeros nuevos santos
del Año de la fe.
Estos son: tres laicos,
dos mujeres de Canadá
y Alemania, y un catequista
de Filipinas;
dos religiosas de Alemania
y España, y dos
sacerdotes de Francia e
Italia, los cuales
se distinguieron en forma
excelsa anunciando
y viviendo personalmente
el Evangelio junto
a los enfermos, catequizando
en tierras de
misión o sencillamente
desde sus hogares
y su vida cotidiana.
Entre los canonizados en la basílica de san
Pedro, en Roma, se encuentra Kateri Tekakwitha (1656-1680), laica india de América del
Norte (Estados Unidos y Canadá), llamada
"la flor de pascua de los mohawk"
o "lirio de los mohicano" (mohawks).
Nació en Ossessrnon,
lo que hoy es Auriesville,
Nueva York, hija
de un jefe mohawk
y de una
india algonquina
cristianizada. Actuó valientemente y con santidad tras convertirse
al catolicismo y evangelizar a su prójimo,
pese los sufrimientos que le causaban los
indígenas paganos, siendo así una inspiración
para todos los cristianos en el presente |
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Se le atribuyen varios milagros, por lo que
en el 1943 fue declarada venerable por el
papa Pío XII y beatificada en junio de 1980
por el papa Juan Pablo II.
Otros dos laicos a subir a los altares son
el filipino Pedro Calungsod (1654-1672) y la alemana Anna Schäffer (1882-1925).
Pedro, catequista
laico, murió mártir
en
Guam, en el archipiélago
de las Islas Marianas.
A Anna se le conoce
como una mística
bávara
quien, mientras era
sirviente a los 19
años
sufrió un accidente
en la que quedó con
su
cuerpo quemado, mas
vivió serenamente
en
espíritu de pobreza
y oración, ofreciendo
su dolor por la salvación
de las almas. |
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Dos de los otros nuevos santos son las religiosas
María del Carmen Salles (1848-1911) y María Anna Cope (1838-1918).
La hermana María del Carmen, española, fue
la fundadora de la congregación de las Hermanas
concepcionistas misioneras de la enseñanza,
para la formación de mujeres.
La segunda lo es María Anna Cope, religiosa
alemana de las Hermanas de la Tercera Orden
Franciscana de Syracuse (Nueva York), es
conocida como la madre Marianne de Molokai.
Evangelizó a los leprosos de Molokai, Hawaii,
donde vivió y falleció santamente.
Los otros dos a ser canonizados son sacerdotes:
Jacques Berthieu, jesuita francés, muerto en Madagascar (1838-1896);
y considerado mártir de la fe y de la castidad.
El segundo sacerdote es Giovanni Battista Piamarta (1841-1913), sacerdote italiano, fundador
de las congregaciones de la Santa Familia
de Nazaret y de las Humildes Siervas del
Señor.
Categorías de culto católico
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Los católicos distinguimos
tres categorías
de culto: latría, dulía
e hiperdulía.
Latría (del griego latreia), es el culto de adoración interno y externo
que se rinde sólo a Dios.
Dulía viene (del griego doulos) es la veneración se tributa a los siervos
de Dios, los ángeles y los bienaventurados,
por razón de la gracia eminente que han recibido
de Dios. Nos encomendamos a ellos porque
creemos en la comunión y en la intercesión
de los santos, pero jamás los adoramos como
a Dios.
Tratamos sus imágenes con respeto, al igual
que lo haríamos con la fotografía de un ser
querido. No veneramos a la imagen, sino a
lo que representa.
Hiperdulía es el culto de veneración que reservamos
para la Virgen María por
ser superior respecto
a los santos. Con esto,
reconocemos su dignidad
como Madre de Dios e intercesora
nuestra.
Manifestamos esta veneración
con la oración
e imitando sus virtudes,
pero no con la adoración.
Ciudad del Vaticano,
21 de octubre de 2012
(VIS). - Ochenta
mil personas asistieron
en la Plaza de San
Pedro a la Santa Misa
y a la canonización
de siete nuevos santos. |
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La santidad tiene su fuente en la redención
En su homilía el Papa señaló
la “feliz coincidencia”
entre la celebración de
la Asamblea sinodal
sobre la nueva evangelización
y la Jornada
Misionera Mundial y recordó
que los textos
de la liturgia de hoy nos
muestran “el estilo
del evangelizador, llamado
a dar testimonio
y a anunciar el mensaje
cristiano conformándose
a Jesucristo, llevando
su misma vida. Esto
vale tanto para la misión
ad gentes como
para la nueva evangelización
en las regiones
de antigua tradición cristiana”.
“El hijo del hombre ha
venido a servir y
dar su vida en rescate
por la multitud” -dijo
Benedicto XVI, citando
el Evangelio de San
Marcos, subrayando que
“estas palabras han
constituido el programa
de vida de los siete
beatos que hoy la Iglesia
inscribe solemnemente
en el glorioso coro de
los santos (...) Son
hijos e hijas de la Iglesia,
que escogieron
una vida de servicio siguiendo
al Señor.
La santidad en la Iglesia
tiene siempre su
fuente en el misterio de
la Redención (...)La
canonización que estamos
celebrando constituye
una elocuente confirmación
de esta misteriosa
realidad salvadora”.
Después, el Santo Padre ilustró la vida y
el ejemplo de los nuevos santos, empezando
por: |
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Jacques Berthieu, nacido en 1838 en Francia, que fue un “pastor
infatigable en la isla
de Santa María y después
en Madagascar, luchó contra
la injusticia,
aliviando a los pobres
y los enfermos (...)Él
se hizo todo para todos,
sacando de la oración
y el amor al Corazón de
Jesús la fuerza humana
y sacerdotal para llegar
hasta el martirio
(...)Que la vida de este
evangelizador sea
un acicate y un modelo
para los sacerdotes,
para que sean hombres de
Dios como él. Que
su ejemplo ayude a los
numerosos cristianos
que hoy en día son perseguidos
a causa de
su fe. Que su intercesión,
en este Año de
la fe, sea fructuosa para
Madagascar y el
continente africano”.
Pedro Calungsod nació alrededor del año 1654, en la región
de Bisayas en Filipinas
y junto con otros
jóvenes catequistas, acompañó
al Padre Diego
Luis de San Vítores a las
Islas Marianas,
para evangelizar al pueblo
Chamorro. “La
vida allí era dura -explicó
el Papa- y los
misioneros sufrieron la
persecución a causa
de la envidia y las calumnias.
Pedro, sin
embargo, mostró una gran
fe y caridad y continuó
catequizando a sus numerosos
convertidos,
dando testimonio de Cristo
mediante una vida
de pureza y dedicación
al Evangelio. Por
encima de todo estaba su
deseo de salvar
almas para Cristo, y esto
le llevó a aceptar
con resolución el martirio
(...)Que el ejemplo
y el testimonio valeroso
de Pedro Calungsod
inspire al querido pueblo
filipino para anunciar
con ardor el Reino y ganar
almas para Dios”.
El sacerdote italiano Giovanni Battista Piamarta “fue un gran apóstol de la caridad y de
la juventud. Percibía la
exigencia de una
presencia cultural y social
del catolicismo
en el mundo moderno(...)
Animado por una
confianza inquebrantable
en la Divina Providencia
y por un profundo espíritu
de sacrificio
(...) cuando estaba abrumado
por el trabajo,
aumentaba el tiempo para
el encuentro, de
corazón a corazón, con
el Señor (...) para
retomar fuerzas espirituales
y volver a lanzarse
a la conquista del corazón
de la gente”.
La obra educativa de la
religiosa española
María del Carmen Sallés y Barangueras, “confiada a la Virgen Inmaculada,
sigue dando abundantes
frutos entre la juventud
a través de la entrega
generosa de sus hijas,
que como ella se encomiendan
al Dios que
todo lo puede”.
La alemana Marianne Cope “acogió gustosamente la llamada a cuidar
a los leprosos de Hawai, después de que muchos
se hubieran negado a ello” y más tarde en
la isla de Molokai, cuidó al Padre Damián
y, después de su muerte, continuó su trabajo
entre los leprosos... “en un tiempo en el
que poco se podía hacer por aquellos que
sufrían esta terrible enfermedad, Mariana
Cope mostró un amor, valor y entusiasmo inmenso”. |
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The Pocket Guide
to the Saints |
Kateri Tekakwitha nació en el actual Estado de Nueva York,
en 1656, de padre mohawk
y madre algonquina
cristiana; fue bautizada
a la edad de 20
años y, para escapar de
la persecución, se
refugió en la misión de
san Francisco Javier,
cerca de Montreal. Allí
trabajó hasta que
murió a los 24 años de
edad, “fiel a las
tradiciones de su pueblo,
pero renunciando
a las convicciones religiosas
del mismo.Kateri
impresiona por la acción
de la gracia en
su vida, carente de apoyos
externos, y por
la firmeza de una vocación
tan particular
para su cultura. En ella,
fe y cultura se
enriquecen recíprocamente.
Que su ejemplo
nos ayude a vivir allá
donde nos encontremos,
sin renegar de lo que somos,
amando a Jesús.
Santa Kateri, protectora
de Canadá y primera
santa amerindia, te confiamos
la renovación
de la fe en los pueblos
originarios y en
toda América del Norte.
Que Dios bendiga
a los pueblos originarios”.
La joven alemana Anna Schäffer, de Mindelstetten tuvo un grave accidente,
sufriendo quemaduras incurables
en los pies
que la postraron en un
lecho para el resto
de sus días. Así, la habitación
de la enferma
se transformó en una celda
conventual, y
el sufrimiento en servicio
misionero(...)
Que su intercesión intensifique
la pastoral
de los enfermos en cuidados
paliativos, en
su benéfico trabajo”.
“Estos nuevos santos, diferentes
por origen,
lengua, nación y condición
social, están
unidos con todo el Pueblo
de Dios en el misterio
de la salvación de Cristo,
el Redentor. Que
el testimonio(...) de su
vida generosamente
ofrecida por amor de Cristo,
hable hoy a
toda la Iglesia, y su intercesión
la fortalezca
y la sostenga en su misión
de anunciar el
Evangelio al mundo entero”,
finalizó el Santo
Padre.
En el Ángelus, el Papa
invocó a María, Reina
de todos los santos, recordando
que Lourdes
padece las consecuencias
del desbordamiento
del río Gave, que ha causado
la inundación
de la gruta de las apariciones
en el santuario
mariano. “También hoy confiamos
a la protección
maternal de María a los
misioneros y misioneras
-sacerdotes, religiosos
y laicos- que, en
cualquier parte del mundo
siembran la buena
semilla del Evangelio.
Asimismo, rezamos
por el Sínodo de los obispos
que, en estas
semanas, se está confrontando
con el reto
de la nueva evangelización
para la transmisión
de la fe cristiana”.
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