Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma
2014:
Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza
Mensajes del Papa Benedicto XVI para la Cuaresma:
EL SILENCIO ES INDISPENSABLE PARA LA ORACIÓN
CUARESMA: REDESCUBRIR EL COMPROMISO BAUTISMAL
REFLEXIONAR SOBRE EL MISTERIO DE LA LLAMADA
DIVINA
"...En este camino cuaresmal os invito a acoger
la invitación de Cristo a seguirlo de un
modo más decidido y coherente, renovando
la gracia y los compromisos bautismales,
para que revistiéndonos de Cristo, podamos
llegar renovados a la Pascua y decir con
san Pablo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo
quien vive en mí".
- Benedicto XVI
EL SILENCIO ES INDISPENSABLE PARA LA ORACIÓN
Ciudad del Vaticano, marzo de 2012 (VIS).
edicto XVI concluyó las catequesis dedicadas
a la oración de Jesús abordando el tema de
la dinámica de la palabra y del silencio
que la caracterizan a lo largo de su existencia
terrenal, sobre todo en la Cruz, y que conciernen
también dos aspectos de nuestra vida de plegaria.
An te las 10.000 personas que llenaban la
Plaza de San Pedro en la audiencia general
de este miércoles, el Papa explicó que el
primero de estos aspectos “atañe a la disposición
para acoger la Palabra de Dios.
Es necesario el silencio interior y exterior -dijo- para que dicha Palabra pueda ser
escuchada.
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Es un aspecto especialmente difícil para
nosotros que vivimos en una época que no
favorece el recogimiento; a veces da la impresión
de que tenemos miedo de separarnos, aunque
sea por un instante, del torrente de palabras
y de imágenes que llenan nuestros días”.
Sin embargo, “los Evangelios
nos presentan
con frecuencia al Señor
que se retira solo,
lejos de los discípulos
y de la multitud,
a un lugar apartado para
orar”, y “la gran
tradición patrística enseña
que los misterios
de Cristo están ligados
al silencio y sólo
en el silencio la Palabra
puede acampar entre
nosotros”.
“Este principio -agregó el pontífice- (…) es válido para
la oración personal, pero también para nuestras
liturgias: para facilitar una escucha auténtica,
deben ser ricas de momentos de silencio y
acogida no verbal (…) El silencio tiene la
capacidad de abrir en la profundidad de nuestro
ser un espacio interior, para que Dios habite,
para que permanezca su Palabra, para que
nuestro amor por Él penetre la mente, el
corazón y aliente toda la existencia”. |
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La Biblia Católica
para Jóvenes
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Pero también hay un segundo
aspecto importante
en la relación del silencio
con la plegaria.
“A menudo -observó el Papa-
en nuestra oración
nos encontramos ante el
silencio de Dios
y podemos sentirnos como
abandonados, como
si no nos escuchase ni
nos respondiese. Pero
este silencio, como le
sucedió a Jesús, no
es señal de ausencia. El
cristiano sabe que
el Señor está presente
y escucha, aún en
la oscuridad del dolor,
del rechazo y de
la soledad. Jesús asegura
a sus discípulos
y a cada uno de nosotros
que Dios conoce
nuestras necesidades en
cualquier momento
de nuestra vida”.
“A nosotros, con frecuencia preocupados por la eficacia operativa y por los resultados
(...) que conseguimos, la oración de Jesús
nos indica que nos hace falta detenernos,
vivir momentos de intimidad con Dios, 'separándonos'
del fragor de cada día para escuchar, para
ir a la 'raíz' que sostiene y alimenta la
vida. Uno de los momentos más hermosos de
su plegaria es cuando, a la hora de hacer
frente a las enfermedades, a las dificultades
y límites de sus interlocutores, reza a su
Padre enseñando a quienes lo rodean dónde
hay que buscar la fuente de la que brotan
la esperanza y la salvación”.
Cristo toca el punto más
profundo de su oración
al Padre en el momento
de la Pasión y la
muerte, concluyó Benedicto
XVI, citando el
Catecismo de la Iglesia
Católica: “En su
grito al Padre desde la
cruz, confluyen 'todos
los infortunios de la humanidad
de todos
los tiempos, esclava del
pecado y de la muerte,
todas las súplicas y las
intercesiones de
la historia de la salvación
(…) He aquí que
el Padre las acoge y por
encima de toda esperanza
las escucha al resucitar
a su Hijo. Así se
realiza y se consuma el
drama de la oración
en la Economía de la creación
y de la salvación”.
CUARESMA: REDESCUBRIR EL
COMPROMISO BAUTISMAL
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"El itinerario de la Cuaresma se caracteriza,
en la tradición de la Iglesia, por algunas
prácticas: el ayuno, la limosna y la oración...
Asimismo en este tiempo la Iglesia "nos
invita a una oración más fiel e intensa y
a una meditación prolongada de la Palabra
de Dios".
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VATICANO, MAR 2011 (VIS).
"oy, con el austero símbolo de la ceniza, entramos en el tiempo de Cuaresma, comenzando
un viaje espiritual que
nos prepara para
celebrar dignamente los
misterios pascuales.
La ceniza (...) es un signo
que nos recuerda
nuestra condición de criaturas,
nos invita
a la penitencia y a intensificar
nuestros
esfuerzos para convertirnos
y seguir cada
vez más al Señor",
dijo el Papa en la
audiencia general de los
miércoles a los
7.000 fieles congregados
en el Aula Pablo
VI.
"La Cuaresma es un camino,
es acompañar
a Jesús que sube a Jerusalén,
lugar de la
realización del misterio
de su pasión, muerte
y resurrección; nos recuerda
que la vida
cristiana es un "camino"
por recorrer,
que consiste no tanto en
una ley que cumplir
sino en la persona de Cristo,
a quien hay
que encontrar, conocer
y seguir".
"Sobre todo la liturgia, la participación en los sagrados misterios,
nos llevan a emprender este camino con el
Señor, (...) reviviendo los acontecimientos
que nos trajeron la salvación, pero no como
una simple conmemoración, como un recuerdo
de cosas pasadas -subrayó el Santo Padre,
recordando que "hay una palabra clave
que se repite con frecuencia en la liturgia
para indicar esto: la palabra "hoy",
que debe entenderse en el sentido original
y concreto, no metafórico. Hoy Dios nos revela
su ley y nos da a elegir entre el bien y
el mal, entre la vida y la muerte".
En los domingos de Cuaresma
vivimos un "itinerario
bautismal" para "hacer
que nuestras
vidas recuperen las exigencias
y los compromisos
adquiridos con este sacramento,
que es la
base de nuestra vida cristiana".
El primer domingo, "llamado Domingo de la tentación porque
presenta las tentaciones
de Jesús en el desierto,
nos invita a renovar
nuestra decisión definitiva
de Dios y afrontar
con valentía la lucha
que nos espera para
permanecer fieles".
El segundo domingo
es el de Abraham y la
Transfiguración y
"como Abraham, padre
de los creyentes,
nosotros también estamos
invitados a salir
de nuestra tierra, a dejar
la seguridad que
hemos construido, para poner
nuestra confianza
en Dios. La meta ya se
entrevé en la transfiguración
de Cristo,
el Hijo amado, en
el que también nosotros
nos convertimos en
"hijos de Dios".
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Católicos
evangelizadores:
Manual práctico
para extender la
Fe
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"En el tercer domingo encontramos a la Samaritana. "Como
Israel en el Éxodo -dijo
Benedicto XVI- también
nosotros recibimos en el
bautismo el agua
que salva. Jesús dice a
la Samaritana que
tiene un agua de vida,
que apaga cualquier
sed: un agua que es su
mismo espíritu. (...)
El cuarto domingo nos hace
reflexionar sobre
la experiencia del ciego
de nacimiento. En
el Bautismo somos liberados
de las tinieblas
del mal y recibimos la
luz de Cristo para
vivir como hijos de la
luz. (...) Por último,
el quinto domingo presenta
la resurrección
de Lázaro. En el Bautismo
hemos pasado de
la muerte a la vida y nos
volvemos capaces
de agradar a Dios, de hacer
que muera el
hombre viejo para vivir
del Espíritu del
Resucitado".
"El itinerario de la Cuaresma se caracteriza,
en la tradición de la Iglesia,
por algunas
prácticas: el ayuno, la
limosna y la oración.
El ayuno "significa
la abstinencia de
alimentos, pero incluye
otras formas de privación
para una vida más sobria"
y "está
también estrechamente vinculado
a la limosna",
que "bajo el nombre
único de "misericordia"
abarca muchas buenas obras".
Asimismo en este tiempo la Iglesia "nos
invita a una oración más fiel e intensa y
a una meditación prolongada de la Palabra
de Dios".
"En este camino cuaresmal -concluyó el Papa- os invito a acoger la
invitación de Cristo a seguirlo de un modo
más decidido y coherente, renovando la gracia
y los compromisos bautismales, para que revistiéndonos
de Cristo, podamos llegar renovados a la
Pascua y decir con san Pablo: "vivo
yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive
en mí".
AG/ VIS 20110309 (650)
REFLEXIONAR SOBRE EL MISTERIO DE LA LLAMADA
DIVINA
CIUDAD DEL VATICANO, MAR 2011 (VIS).
l Papa presidió en la Capilla Mayor del Seminario una lectio divina para todos los seminaristas de la diócesis
de Roma, centrada en la
Carta de San Pablo
a los Efesios.
Comentando la palabra "llamada",
"vocación", de
la que habla san
Pablo, Benedicto XVI subrayó
que "la
vida cristiana comienza
con una llamada y
siempre es una respuesta,
hasta el final".
En este contexto afirmó
que "el icono
de la Anunciación a María
representa mucho
más un particular episodio
del Evangelio;
(...) contiene todo el
misterio de María,
toda su historia, su ser,
y al mismo tiempo
habla de la Iglesia, de
su esencia, así como
de todos los creyentes
en Cristo, de cada
alma cristiana llamada".
"El Señor -continuó- ha llamado a cada uno de nosotros con su nombre. Dios
es tan grande que
tiene tiempo para cada
uno, me conoce, conoce
a cada uno de nosotros
con su nombre, personalmente.
(...)
Creo que deberíamos
reflexionar sobre
este
misterio una y otra
vez: Dios, el Señor,
me ha llamado, me
llama, me conoce,
espera
mi respuesta como
esperaba la respuesta
de
María, esperaba la
respuesta de los
apóstoles".
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Desde el corazón
del mundo
Madre Teresa |
"Hablando de la humildad del Señor, a la que se refiere san Pablo en la Carta
a los Filipenses, el Papa
dijo que "imitar
a Dios que viene a mí,
que es tan grande
que se hace amigo mío,
sufre por mí, ha muerto
por mí es la humildad que
hay que aprender.
Esto significa que tenemos
que vernos siempre
a la luz de Dios, así podemos
conocer la
grandeza de ser personas
amadas por Dios,
pero también nuestra pequeñez,
nuestra pobreza
y comportarnos así, no
como señores, sino
como siervos".
Tras poner de relieve que
"la llamada
de Dios es al mismo tiempo
una llamada en
comunidad, es un llamada
eclesial",
el Santo Padre señaló que
"el Espíritu
Santo crea el cuerpo y
nos une en un único
cuerpo. (...) De este modo
estamos en comunión
con Cristo, aceptando esta
corporeidad de
su Iglesia, del Espíritu
que se encarna en
el Cuerpo".
"También tenemos que tener presente que es muy bonito estar en compañía, (...)
tener amigos en el
cielo y en la tierra,
sentir la belleza
de este cuerpo, estar contentos
porque el Señor nos
ha llamado en un cuerpo
y nos ha dado amigos
en todo el mundo".
Benedicto XVI ofreció
finalmente unas reflexiones
sobre "la importancia
de buscar siempre
la unidad en la comunión
del único Cristo,
del único Dios".
"La unidad de la Iglesia (...) es fruto de la concordia, de un compromiso
común para comportarnos
como Jesús, en virtud
de su Espíritu. (...)
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Can You Find Saints:
Introducing Your
Child to Holy Men and Women
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Para conservar la unidad del espíritu hay
que orientar el propio comportamiento a aquella
humildad, dulzura y magnanimidad de las que
Jesús dio testimonio en su pasión; es necesario
-terminó- tener las manos y el corazón unidos
por aquel vínculo de amor que Él mismo aceptó
por nosotros, haciéndose nuestro servidor".
BXVI-VISITA/ VIS 20110307
(530)
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