SUIZA NORMALIZA RELACIONES DIPLOMÁTICAS
CON LA SANTA SEDE
Tras casi sesenta años de sacerdocio estoy
contento de ofrecer aquí mi testimonio ante
todos vosotros:
¡es hermoso poder gastarse hasta el final
por la causa del Reino de Dios!
- Juan Pablo II a los jóvenes
SUMARIO
- Lazos rotos
- Suiza
- El deber de anunciar
el evangelio |
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- Con los jóvenes
- Levántate
- Escucha
- No tengas miedo |
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Banderas del Vaticano y Suiza
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CIUDAD DEL VATICANO, VIS
uan Pablo II se desplazó esta mañana a Suiza
en su tercer viaje apostólico a ese país.
El Santo Padre llegó a las 11,30 al aeropuerto
militar de Payerne, a 55 kilómetros de Berna,
donde fue recibido por el presidente de la
Confederación Helvética, Joseph Deiss. Asistieron
al acto numerosas autoridades civiles y religiosas,
entre ellas el arzobispo Giacomo De Nicolò,
nuncio apostólico y el obispo Amédée Grab,
presidente de la Conferencia Episcopal de
ese país.
LAZOS ROTOS EN 1873
El presidente Deiss en su discurso de bienvenida anunció que Suiza, que rompió
sus lazos diplomáticos con la Santa Sede
en 1873 y estableció una misión de nivel
más bajo sólo en 1991, normalizará sus relaciones
y enviará un embajador a Roma. Hansrudolf
Hoffman, que desempeña la labor de emisario
especial y reside actualmente en Praga, será
embajador ante la Santa Sede con plenos poderes.
El Anuario Pontificio de 2004 define a Hoffman
como "embajador extraordinario y plenipotenciario
en misión especial ante la Santa Sede".
Normalmente, en la lista de diplomáticos
acreditados ante la Santa Sede las palabras
"misión especial" no aparecen después
de su cargo.
Por su parte la Santa Sede tiene un nuncio
apostólico en Suiza, no obstante la anómala
situación de las relaciones diplomáticas.
El primer representante eclesiástico fue
enviado a Lucerna en 1597 y estuvo acreditado
durante muchos siglos solo ante los cantones
católicos de Suiza.
SUIZA
En su discurso, el Papa definió Suiza "una encrucijada de lenguas y culturas"
y afirmó que los suizos "conservan las
antiguas tradiciones y están abiertos a la
modernidad". "El propósito de mi
peregrinación apostólica -prosiguió- es encontrar
a los jóvenes católicos de Suiza con motivo
de su reunión nacional. Esta tarde les veré
en la Bern Arena y para ellos, como para
mí, será motivo de fiesta".
EL DEBER DE ANUNCIAR EL EVANGELIO
Juan Pablo II pidió a los suizos que le permitieran
entrar en sus corazones, hogares y pensamientos,
"proponiendo de nuevo la gozosa proclamación
evangélica de Cristo Salvador que dirige
sus deseos de paz a cada uno de vosotros".
"Me lleva por los senderos del mundo el deber de anunciar el Evangelio de Cristo
para proponerlo a los hombres y mujeres del
tercer milenio, en particular a las nuevas
generaciones. Cristo es el Redentor del hombre.
Quien cree en El y lo sigue se transforma
en constructor de la civilización del amor
y de la paz".
Tras la ceremonia de bienvenida, el Papa
se trasladó en una furgoneta especial a la
residencia Viktoria de Berna, donde almorzó.
Este es el hogar de las Hermanas de la Caridad
de la Santa Cruz y en ella viven 75 religiosas
y 80 ancianos.
CON LOS JÓVENES
A las 18,00, antes de dejar la residencia
para dirigirse al encuentro con los jóvenes,
Juan Pablo II fue saludado por el alcalde
de Berna y seis miembros de la junta municipal.
El Palacio del Hielo tiene cabida para 16.000
personas, pero en esta ocasión, debido a
la colocación de un estrado, pudo albergar
a 14.000. Para los jóvenes este fue el evento
culminante de una jornada que comenzó a las
11,00, cuando empezaron a concentrarse en
Berna, procedentes de toda Suiza.
El obispo Grab saludó al Santo Padre y su discurso fue seguido por una danza
cuya coreografía ilustraba el Salmo VIII.
Tres jóvenes aportaron testimonios de fe
en lengua alemana, francesa e italiana. Tras
las palabras que les dirigió el Papa, los
jóvenes cantaron "Levons-nous"
(Levantémonos), el himno de este encuentro
nacional, rezaron el Padre Nuestro y recibieron
la bendición papal.
LEVÁNTATE
El Santo Padre explicó que las palabras "léve-toi" (levántate), del Evangelio de San Lucas,
eran las pronunciadas por Jesús en Naín,
al encontrarse con un joven muerto, hijo
único, acompañado por su madre. El Papa dijo
que estaba en Suiza para decir esas mismas
palabras a los jóvenes, para pedirles que
se levantasen y siguieran a Cristo como sus
discípulos.
"También hoy se puede formar parte de
aquella triste procesión de Naín -prosiguió-
(...) si os abandonáis a la desesperación,
si los espejismos de la sociedad de consumo
os seducen y apartan de la verdadera alegría
para engulliros en placeres pasajeros, si
la indiferencia y la superficialidad os envuelven,
si frente al mal y al sufrimiento dudáis
de la presencia de Dios y de su amor por
cada persona, si buscáis a la deriva en una
afectividad desordenada la saciedad de la
sed interior de amor puro y verdadero".
"En esos momentos es cuando Cristo se acerca a cada uno de vosotros (...) y dice 'levántate'.
Acepta la invitación que te pone en pie de
nuevo". "El cristianismo no es
simplemente un libro de cultura o una ideología
y tampoco un sistema de valores o principios,
por muy elevado que sea. El cristianismo
es una persona, una presencia, un rostro:
Jesús, que dan sentido y plenitud a la vida
del ser humano".
"No tengáis miedo de encontrar a Jesús
-dijo el Papa a los jóvenes-. Yo también
he tenido 20 años, como vosotros. Me gustaba
el deporte, esquiar, actuar. Estudiaba y
trabajaba. Tenía deseos y preocupaciones.
En esos años ya lejanos, en tiempos en que
mi tierra natal estaba herida por la guerra
y más tarde por el régimen totalitario, buscaba
el sentido de mi vida. Y lo encontré siguiendo
al Señor Jesús".
ESCUCHA
"La segunda invitación que os dirijo es: 'Escucha'. No te canses nunca de entrenarte
en la disciplina difícil de la escucha. Escucha
la voz del Señor que te habla a través de
los hechos de la vida diaria, a través de
las alegrías y las penas que la acompañan,
de las personas que están a tu lado, la voz
de la conciencia está sedienta de verdad,
de felicidad, de bondad y de belleza. Si
sabes abrir el corazón y la mente (...) descubrirás
'tu vocación', ese proyecto que Dios, desde
siempre, en su amor, ha establecido para
tí", y "podrás construir una familia"
o abrazar el sacerdocio o la vida religiosa.
NO TENGAS MIEDO
"Yo te digo: ¡no tengas miedo!", continuó dirigiéndose a cada uno de los
jóvenes. "¡Dios no se deja ganar en
generosidad! Tras casi sesenta años de sacerdocio
estoy contento de ofrecer aquí mi testimonio
ante todos vosotros: es hermoso poder gastarse
hasta el final por la causa del Reino de
Dios!".
Juan Pablo II concluyó
sus palabras pidiendo
a los jóvenes que
con su energía y
entusiasmo
hicieran que el Evangelio
penetrase en "todos
los tejidos de la
sociedad para que
suscite
una civilización
de justicia auténtica
y
de amor sin discriminaciones". |
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5 JUN 2004 (VIS) PV-SUIZA/LLEGADA:JOVENES/BERNA
VIS 040607 (900)
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