Máscaras de Puerto Rico
Las fiestas en honor a Santiago Apóstol en
Loíza Aldea
por Myriam Vargas
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AS FIESTAS DE SANTIAGO APÓSTOL en Loíza, nacen, según Fernando Ortiz, del sincretismo
religioso (conjunción de
elementos indígenas
y cristianos). En su ensayo,
el antropólogo
cubano intenta reconocer
la influencia africana
en estas fiestas.
Según éste, el caballero,
el vejigante y
las carreras de caballos
son de origen español.
El caballero y el vejigante
son el equivalente
de los bailes de moros
y cristianos en Hispanoamérica.
Tampoco encuentra gran
influencia africana
en la música, los bailes,
y la coreografía
ya que la bomba y la plena,
así como los
instrumentos de bomba,
bongós, panderetas,
maracas, güicharos, palillos
y guitarras,
según Ortiz, no son particulares
de estas
fiestas, sino que participan
porque forman
parte del arte folklórico
de Puerto Rico
y se tocan por ser puertorriqueños,
no por
ser afroides.
Los mismos diablitos tampoco parecen tener
influencia africana porque
estos existían
en Europa y en Asia. En
algunas máscaras,
según Fernando Ortiz, se
conservan rasgos
parecidos a las producidas
en Guinea; son
las más grotescas y terroríficas,
que, además
de los cuernos, tienen
caras deshumanizadas
con las bocas y las ojos
exagerados y por
el usa del color blanco
en su pintura. El
blanco es utilizado en
los muertos de los
rituales funerarias de
los negros africanos
y en sus sociedades secretas.
Para Fernando Ortiz, los diablos de Loíza
se refieren más que a su
sentido dentro de
la religión católica, a
las representaciones
pantomímicas de sus antepasados,
los que
regresan del otro mundo
para compartir con
sus descendientes las fiestas
tradicionales
de la tribu, en especial,
las ceremonias
dedicadas a la fecundación
agraria y humana.(1)
Foto: Reinaldo Rodríguez, mascarero de Mayagüez.
Alega también que esa escasez de rasgos fundamentalmente
negros en las fiestas de
Loíza "nos
induce a pensar que ello
debióse a uno de
esos curiosos fenómenos
de transculturación
que ocurren, por razón
de premeditado mimetismo
defensivo, cuando una gente,
oprimida por
el contraste entre su cultura
exótica y otra
presente y dominante, quiere
cortar la fricción
constante y depresiva en
el ambiente hostil
al cual tiene que ajustarse
y trata de renegar
extensamente de su pasado
malvisto a cambio
de conservar, bajo formas
nuevas, el rescoldo
de sus más entrañables
tradiciones".
Por debajo de esa desafricanización,
algo
de étnica negrura puede
advertirse en Loíza
en el proceso de sincretización,
"Santiago
es la representación mimética
del dios guerrero
de los afroantillanos,
el Ogún de los yorubas
y dahomeyanos, el Zarabanda
de los congos".
Hay influencia de la tradición africana
en la celebración en honor
de los tres Santiagos:
el de los hombres, el de
los niños y el de
las mujeres. Para Fernando
Ortiz, esto parece
ser un modo de conservar
la manera ancestral
del negro de sus agrupamientos
sociales por
edad y sexo, con separación
de funciones.
"Estas divisiones y agrupaciones
de
las gentes de cada tribu
por sexos y edades
es muy característico del
Africa Occidental".(2)
Foto: máscara de higüera.
También en la manera en que se lleva al santo
en la procesión y en los
saludos que se hacen
cuando se encuentran con
los otros dos. Hay
una especie de animatización;
el que carga
el santo no quiere que
éste sea un mero símbolo
estático y sin vida, por
lo que lo mueve
y balancea para darle más
realismo y dinamismo
a ese ser que va a interceder
por ellos ante
Dios. Las "locas" de las
fiestas
en honor a Santiago parecen
ser también de
influencia africana pues
éstas con sus escobas
parecen querer limpiar
la casa, echar afuera
los malos espíritus. En
muchas aldeas de
África se lleva a cabo
una ceremonia o rito,
que al dar las doce de
la noche de cada fin
de año, las gentes salen
a barrer sus casas
para espantar la mala suerte,
la salazón
o cualquier entidad que
les cause daño.(3)
Según don Ricardo Alegría, el culto a Santiago
Apóstol llega a Puerto
Rico con los conquistadores
y siguió siendo también
el grito de guerra
de los españoles contra
los indios, de la
misma manera que lo había
sido con los moros
en España. Aunque no se
ha determinado el
origen de las fiestas en
honor a Santiago
celebradas en Loíza cada
año en el mes de
julio, don Ricardo alega
que dada la importancia
económica (minera primero
y agrícola después)
que tuvo este pueblo en
los primeros años
de la conquista, los continuos
ataques por
corsarios y otros indios
caribeños y su población
mayoritariamente negra,
fueron elementos
propicios para que se afianzara
el culto
a este santo, identificado
siempre con la
guerra y el trueno.(4)
Foto: mascarero Raúl Ayala.
Don Ricardo propone la tesis de un sincretismo
religioso que se da precisamente
porque en
Loíza prevalecen las condiciones
antes descritas
y que propiciaron la devoción
al santo. Los
esclavos africanos, así
como los negros libres
de la comarca compartieron
con los españoles
la defensa del territorio
y de sus vidas.
Es muy probable, que de
ahí surgiera la identificación
de los dioses africanos
con el santo europeo.
En la religión yoruba Ogón
y Shangó son dioses
representativos de la fuerza,
la guerra,
el trueno, el poder y la
valentía. Shangó
es presentado en esculturas
como un guerrero
montado caballo. Foto a la izquierda: máscara de higüera.
En "Las máscaras tradicionales
en las
fiestas de Santiago Apóstol
en Loíza",
el doctor Alegría alega
que uno de los aspectos
más interesantes de estas
fiestas son las
máscaras: la de caballeros
(Santiago) los
vegigantes, los viejos
y las locas. Cada
uno de estos personajes
tenía su función
dentro de la fiesta. La
máscara principal
de estas fiestas es la
del caballero. Se
trata de imitar la vestimenta
de los antiguos
caballeros españoles que
lucharon para expulsar
a los árabes del país.
Según los participantes,
estas máscaras representan
el bien sobre
el mal, los cristianos
contra los que no
lo son.
Los porteadores de esta máscara usan un disfraz
que se compone de unos
pantalones a media
pierna, abombachados o
largos y una chaqueta,
ambos de dos o tres colores:
amarillo, rojo
y verde, principalmente.
Usa también una
capa corta adornada con
espejitos, lentejuelas
y cintas de colores. En
el rostro se ponen
una máscara hecha con tela
de alambre sobre
la que tratan de pintar
los rasgos de los
caballeros europeos. Llevan
también un sombrero
hecho con la misma tela
del disfraz y lo
adornan con espejos, cascabeles,
cintas de
colores y flores de papel.
Foto a la derecha: máscara de higüera.
Los vejigantes son los representantes del
mal, del demonio y de los
moros. El disfraz
consiste de un mameluco
ancho de mangas amplias
que van pegadas al cuerpo
del traje y que
al extender los brazos
semejan un murciélago
o un diablo. Estos trajes
son hechos con
telas baratas de colores
brillantes y algunas
con estampados multicolores.
La careta es
hecha de coco, cartón o
lata. La más popular
es la de coco. Todas llevan
cuernos y sus
facciones son grotescas.
Los disfrazados
de vegigantes recorren
las calles del pueblo
y sus barrios a pie, dando
saltos, gritos
y volteretas. Acostumbran
llevar una vejiga
inflada con la que le pegan
a los niños,
corriendo tras de estos
para asustarlos.
Muchas veces estos vegigantes
cantan estribillos
que son contestados por
los presentes en
las fiestas. Foto: un vejigante.
Los llamados viejos son los vecinos de escasos
recursos económicos, que
no pueden pagar
el costo de las máscaras
y los disfraces,
por lo que se visten con
harapos y hacen
sus máscaras con bolsas
de papel de estrasa
y cajas de cartón, simulando
personas de
edad avanzada. Estas máscaras
no llevan cuernos.
En algunas ocasiones estos
viejos son los
músicos populares que van
tocando por las
calles y barrios, solicitando
donativos.
En las Fiestas de Toros del Señor Gerón que
se celebran en la
Provincia del Azuay en
Ecuador también aparecen
estos disfrazados
llamados Viejos o
abuelos. "Representan,
según la tradición,
a los antepasados. Estos
"Viejos" hablan en
falsete, visten
ropa muy vieja, un
abrigo largo y remendado,
una máscara de tela
o de alambre... ".
(5) Los viejos hacen
bromas picarescas a
todos los que asisten
a la fiesta, especialmente
a las mujeres y a
los niños.
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FUENTES:
(1) Ortiz, Fernando. Los
diablitos negros
de Puerto Rico. Prólogo
de la fiesta de Santiago
Apóstol en Loíza Aldea;
p. 12.
(2) Ibid. p. 17.
(3) Ibid. p. 20.
(4) Alegría, Ricardo. La
fiesta de Santiago
Apóstol en Loíza Aldea;
p. 21-26.
(5) González de Vega, Susana.
Elementos de
la fiesta popular tradicional;
p. 63.
* La autora, Myriam Vargas,
es especialista
en Artes Populares del
Instituto de Cultura
Puertorriqueña.
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