Descubriendo raíces en las partidas "perdidas"
de la parroquia San Fernando
Rey de Toa Alta
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Los Libros parroquiales de Aguada
Apuntes sobre la fundación de Manatí
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Foto: iglesia parroquial de Toa Alta
a principios del siglo pasado.
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E VEZ EN CUANDO, y cuando menos lo esperamos, los investigadores
"la pegamos". Y en octubre
del
2001, aquellos que investigamos
los archivos
de la Parroquia de San
Fernando en Toa Alta
lo hicimos en grande. [Socios subscriptores: lean apuntes sobre
la interesante arquitectura de este templo del siglo 18].
El párroco, que Dios le
de la gloria desde
ahora, logró que se devolviera
un libro (supuestamente
el Libro II de Bautismos de pardos) al archivo parroquial
toalteño después de siete
años de creerse
estuvieran extraviados.
Con gozo lo supe,
e inmediatamente comencé
a revisarlo sólo
para tener que llamarlo
con una gran noticia,
ya que éste había aceptado
el libro ajeno
a lo que se encontrocó
en él.
Resulta que el tomo, quizás parcialmente recocido a mediados
del siglo XX por alguna alma bien intencionada, contenía
no sólo el Libro II de Pardos, sino también material del hasta
ahora "perdido"
Libro I de pardos. Éste incluía los folios 1-66
vuelto menos el folio 48-48
vuelto y otro
folio sin enumeración que
sigue la secuencia
de fechas de dicho registro
parroquial y
del cual su introducción
dice serán 80 folios. Además, incluía parte de lo que se supone
sea el Libro II ó III de Blancos de bautismo (folios 51-88 vuelto).
Algunos de ustedes se preguntarán
¿cuál es
la relevancia de esto?;
mientras otros añadirán
¿por qué libros por separado?.
LIBROS POR RAZA
Respondamos a la segunda pregunta primero.
Los archivos bautismales
y matrimoniales
más antiguos (San Juan, siglo 18) muestran (por los regaños
incluidos en los autos de visita pastoral
a la parroquia a los curas de almas que no
seguían esa práctica) que se mantuvieran
libros por separado para la gente de color de diversa calidad racial -fueran ellos
indígenas, pardos (de raza mixta), negros, mulatos, morenos libres, esclavos libertos (sic) o esclavos- y aquellos que se suponía fueran blancos.
Esta costumbre no se seguirá siempre en las
parroquias que se fundaron durante el siglo
XVIII, pero a partir del 1818 nuevamente se hace
vigente y se observa la política diocesana
de mantener libros por separado. Es un hecho
que aún en estos libros, sin embargo, se
encuentran rastros de blanqueamientos. ¡La gente pagaba para sacar a sus ancestros
del libro de pardos y negros
y los inscribieran
en el Libro de Blancos.
Y de un plumazo:
voilá, los trigueñitos ya no eran trigueñitos: pasarían a ser blancos quemados por el sol...
Debo añadir, que es común encontrar en los libros o registros parroquiales errores raciales: pardos y negros y gente de calidad desconocida inscritas en los libros de blancos, y gente
blanca inscrita en los
libros de los pardos.
Esta realidad, por una
parte, nos podría
sorprender pero tenemos
que reconocer que
la Iglesia en muchas instancias
actuaba según
la sociedad y el siglo
en el cual estaba
enclavada. Por otra parte,
esta realidad
nos debe indicar cuan jocoso
(y a la vez
lastimoso) es realmente
el hecho que el 90%
de los puertorriqueños
haya puesto que se
consideraba de raza blanca en el recién censo federal del 2000.
Aunque no lo queramos creer,
la realidad
es que menos del 10% de
los habitantes de
Puerto Rico es exclusivamente
"blanco"
en cuanto raza. Si consideramos
que nuestros
antepasados tenían nombres
para 32 diversas
combinaciones raciales,
veremos que el "cepillo
de brea" ("tar
brush" como
dicen los del Norte) pintó
a más de una familia
hoy día considerada blanca
- y esa (aunque
fuera una sola) gota me
hace y te hace pardo
en toda definición del
diccionario.
RELEVANCIA DEL HALLAZGO DE LAS PARTIDAS "PERDIDAS"
En cuanto a la primera pregunta, le reservamos
una respuesta más larga y complicada. Por
una parte, en el siglo XVII y principios del siglo XIX, entre San Juan y Arecibo fueron fundados
los partidos y parroquias de Thoa Abajo (Toa Baja), el de la rivera de Thoa Arriba (Toa Alta), el de la Santa Cruz de Bayamón,
y el de Manatí.
Manatí [socios vean datos de Manatí] perdió todos los libros del siglo XVIII que se encontraban en su archivo por la
ignorancia de un párroco que pensó que esos
"libros viejos" y en condiciones
pésimas eran un estorbo en su archivo y literalmente
se los regaló al zafacón... Igualmente ocurrió
con los de Toa Baja, esta vez por laicos de la parroquia que
decidieron en una limpieza
salir de aquellos
libros apolillados y viejos.
El archivo de
Bayamón, [socios vean lista de inmigrantes de 1799
de Bayamón] a pesar de que faltan algunos libros claves,
tiene otros de antigüedad
muy valiosos. En
el caso de la Parroquia
de San Fernando de
Toa Alta (desde la cual se fundan los partidos de
La Vega -y por lo tanto
la Vega Alta de Espinosa
y la Vega Baja del Naranjal-,
Dorado, Corozal
y Naranjito) no tenía los
libros de bautismos
previos al Libro 5 de Blancos
y el 6 de Pardos,
uno de los cuales comienza
en el 1801 y el
otro en el 1806.
El libro recientemente devuelto tiene información parcial de bautismos asentados
entre el 1752 hasta el 1760 de personas pardas,
amén de los que siguen en el Libro II de Pardos así como los de blancos entre
el 1759 hasta el 1763. Es decir, lo recobrado
está entre lo más antiguo que se podría tener
en Toa Alta, equivalente a mucha información
de antecesores de gente que en el siglo XX nacerían en las Vegas, en Dorado, en Corozal y en Naranjito. Al hacer el hallazgo, este servidor tuvo
la dicha de encontrar información
sobre ancestros
de las familias Rolón,
López, Pérez, Laureano,
de Rivera, entre otras,
de cuyos nombres
y apellidos solamente teníamos
noticias en
partidas bautismales, matrimoniales
o de
entierro en las parroquias
originales de
Corozal, Vega Alta, Vega
Baja, Naranjito
y Morovis (por haber pasado
el barrio Unibón,
originalmente vegalteño,
al partido de Morovis)
o de los expedientes de
las dispensas matrimoniales
en el Archivo Histórico
Arquidiocesano de
San Juan.
Un sólo ejemplo bastará
para señalar la importancia,
para mí y mis colaboradores,
de estos tomos:
A principios de 1999 descubrí que descendemos de una familia de Rivera (vea el artículo sobre el Archivo Arquidiocesano de San Juan) cuyos miembros constantemente buscaban
entrar en sagradas nupcias con familiares
dentro del 5º grado de consanguinidad o con
familiares de sus cónyuges difuntos o difuntas.
Lentamente, a través de unos ocho meses,
también descubrí que los miembros de esta
familia descienden de al menos tres hermanos:
Tomás, Juan Lorenzo y Diego de Rivera sin
que conozcamos quiénes fueron sus padres,
los cuales habrían nacido a finales del siglo
XVII dando como fechas probables de nuestro trío
entre el 1715 y el 1730.
Para mi gran sorpresa y
satisfacción, luego
entendí que hay casi veinte
investigadores
más que descienden de estos
de Rivera y que los más antiguos hermanos mencionados
anteriormente se remontan
a la Rivera del Thoa a pesar de que las dispensaciones surgen
de las parroquias y pueblos
originales y
de Morovis, Ciales, Manatí,
Naranjito y Corozal.
Se pudo hacer un largo
listado de los Rivera que constantemente se revisa y se pone al
día, pues constantemente
nos topamos en las
diversas fuentes parroquiales
con partidas
de bautismos, matrimonios
y defunciones que
nos dan nuevas pistas a
seguir.
Ahora bien, Don Thomas de Rivera de Matos, el personaje que verán en los primeros
libros de Bautismo de Toa Alta como padre
y padrino y testigo de un sinnúmero de bautismos
y hasta bautizando por necesidad a criaturas
en peligro de muerte; el personaje que es
ahora señalado como sacristán interino y
luego como Teniente a Guerra, aparenta ser
o el Don Tomás del listado de Rivera, hermano
de Juan Lorenzo y de Diego de Rivera, o su
padre, pues no encontramos dos con el mismo
nombre en toda aquella época en Toa Alta.
Tanto Diego como Lorenzo también se encuentran
nombrados en las partidas de Toa Alta.
Pero, según me ha señalado
en forma inequívoca
mi hermana, la Dra. Ana
Cristina Oquendo
Pabón, Don Tomás es el
padre de Don Juan
de Rivera de Santiago,
Teniente a Guerra
y fundador del partido
de Barros (Orocovis),
antepasado de esa descendencia
grande de
los de Rivera del interior,
el cual se desposó
dos veces.
Don Thomás es también tío (¿tío abuelo?) carnal (por línea de Don
Diego de Rivera casado
con Cecilia Ortis ocasionalmente Sesilia Torres) de Don Marceliano de Rivera, primer de Rivera y persona mencionada en un documento de
poderdantes del año 1803
del Partido de Toa
Alta (que comprueba que
la fundación de Corozal, como bien apuntó en 1987 el investigador
Luis R. Negrón Hernández,
no fue hasta ese
año pues apenas dan en
él el poder a la persona
que desean los firmantes
representantes).
Fue así mismo, ancestro
colateral (¿tío bisabuelo?)
de los hijos de Don Marceliano:
Doña Manuela
de Rivera, donante de las
tierras de Naranjito,
y de Don Juan Evangelista
de Rivera, aclamado
como uno de los donantes
de tierras para
la fundación del partido
de Morovis y Teniente
a Guerra del mismo en sus
años de formación.
La importancia para la
genealogía y la historia
es obvia: necesitamos recobrar
las raíces
familiares y la trayectoria
familiar puertorriqueña
para poder conocer y entender
mejor su lugar
en la historia global de
nuestra Isla y país
(que aún no se ha escrito).
A no pocos historiadores e investigadores
y genealogistas de todas
partes les interesará
conocer si la familia, probablemente pudiente, de
los DE RIVERA tuvo que
ver directamente o
indirectamente con la fundación
de los pueblos
de Toa Alta, Corozal, Morovis,
Naranjito
y Barros. Y que también los de Rivera estuvieron presentes en los años y los acontecimientos
del primer desarrollo de
pueblos tales como
Ciales [vea la Tabla de apellidos de Ciales] y Barranquitas [socios vean el reparto de 1825 de Barranquitas], de los cuales surgen parcialmente Barros
u Orocovis.
Todo investigador sentiría que se "pegó
en la lotería" al encontrar joyas antiguas de esta clase.
Mas, supongo que aquellos
que buscan en estas
partidas a sus ancestros
se sentirán más
dichosos al saber que he
recopilado lo más
importante de cada una
de las partidas o
fichas bautismales. Entre
los datos: nombres
de las personas bautizadas,
sus madres, padres,
padrinos, testigos del
evento, quiénes eran
esclavos o sus dueños,
de dónde eran) e hice
varios índices de cada
uno de los dos libros
parciales (Pardos I , II
y de Blancos III).
[Foto: José Antonio Oquendo Pabón]
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