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El Grito de Lares
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Documentos históricos





Captura de Manuel Rojas
y otros cabecillas de la Revolución

Informe del Teniente Coronel Francisco Martínez al
Gobernador Capitán General de Puerto Rico Julián Juan Pavía y Lacy




"XCMO. SEÑOR: Al dar cuenta a V. E., en el día de anteayer, de la captura verificada por la columna de mi mando y el del comandante don Manuel Iglesias, de los cabecillas insurrectos Manuel Rojas, Manuel Cebollero, Rodulfo Echevarría y Clemente Millán, me reservé, según indiqué a V.E., darle los detalles de la combinada batida que, por las acordes confidencias que habíamos tenido el capitán Prats y yo por diferentes conductos, teníamos preparada para la madrugada del 5, y a cuyo fin acordé oficiar a todos los comisarios de los barrios colindantes al sitio que debía explorarse, y que lo era el de la hacienda de los Nigaglíoni y cerros de Guilarte, para que levantando fuertes patrullas con todos los hombres útiles y armados al efecto de sus distritos, vigilasen en la noche todos los caminos, sendas y veredas que partiesen del mencionado punto, yendo avanzando hasta aparecer al amanecer del día en sus alturas, a las que concurriría yo con mi columna posesionándome de las casas de la referida hacienda Nigaglioni, en cuya hora también debía aparecer por mi derecha subiendo desde Guayanilla el camino de Guilarte y casas de Méndez a explorar los montes de Río-Prieto, cerrándoles aquellos desfiladeros y estrechándoles la conca donde se consideraban estar, ocultos los citados cabecillas.



Manuel Rojas Luzardo
dirigente de la cédula revolucionaria Centro Bravo
de Lares, en 1868.

---A las cinco de la tarde del día 4 llegó a este punto la columna del comandante Iglesias, quien informado también por un negro que aprehendió y que había estado con los citados insurrectos, le prometió llevarle directamente a la ranchería en que se ocultaban, como a unas cuatrocientas varas de las susodichas casas de los Nigaglioni, cuyo número decía ascender, el día que se separó de ellos, al de veinte armados y montados, por cuya revelación se decidió a efectuar, cual nosotros teníamos acordado, la batida y exploración del susodicho punto con la asistencia de nuestras columnas, practicando para ello una dificilísima y larga marcha que realizó en el menor tiempo posible, como igualmente el capitán don Luis Prats en el movimiento que el mismo día practicó para envolver por mi derecha, como dejo hecho mérito, a los insurrectos en el caso de salir verídicas nuestras confidencias.

Entre dos y tres de la mañana del 5 nos pusimos en movimiento las columnas del comandante Iglesias y la mía, cayendo como habíamos calculado sobre la hacienda Nigaglioni, próximo a amanecer, como asimismo por los desfiladeros y el citado bosque de Río-Prieto el capitán Prats con una parte de su columna, de la que se separó en la casa de Franceschini, ordenando al teniente don Isidro Pablo Costa se dirigiese con el resto por las casas de Méndez o concurrir a las citadas de Nigaglioni, destacando, una vez posesionados de todos los edificios de aquella finca, cinco secciones al mando de capitanes y oficiales subalternos, con los prácticos del terreno que al efecto nos acompañaban para dar principio a la batida, cual se verificó, yendo con la primera, mandada por el capitán don Vicente La-Roche, el negro citado, quien efectivamente les condujo sin detenerse a la guarida de los insurrectos, a quienes no encontraron, pero sí doce caballos con varias monturas, un saco con pólvora, cartuchos y balas, aunque en corta cantidad, que tenían escondido bajo unas yaguas y matas; registrado con la mayor escrupulosidad e interés por dichas secciones, que se desplegaron en guerrilla, todo el bosque que tenían a su frente, hasta llegar a la cúspide de las montañas, perdieron la esperanza de tocar con los dispersos insurrectos, pero la suerte quiso que no fueran infructuosos nuestros desvelos recompensándolos con el hallazgo de aquéllos como a las dos de la tarde, que ahuyentados por la oportuna aparición de la patrulla del barrio de Limani, se tocaron con la guerrilla del centro que del ala mandaba el capitán graduado teniente de la 5.ta compañía del batallón de Madrid don Blas López, en la que iba el alférez de Milicias don José Serrano y el cadete don Manuel Santaella, cabiéndoles la suerte de hacer prisioneros a los cuatro cabecillas mencionados arriba, arrojándose por un despeñadero Francisco Santana, a lo que debió, su fuga por aquellos momentos, pues ya ha sido capturado, según parte que he recibido del Alcalde de Adjuntas, por dos partidas del barrio de Guayo.

---Si la debilidad que demostraron aquellos rebeldes no dio lugar ni ocasión a que ninguno de los individuos que se hallaban a mis órdenes tuvieran oportunidad de distinguirse con algún hecho de armas, no puedo por menos de significar a V.E. el entusiasmo, abnegación y decisión con que todos a porfía han arrostrado y superado las extraordinarias fatigas y penalidades por que han pasado y que han dado por resultado tan favorable éxito; y como quiera que el capitán de las reservas de Santo Domingo don Osvaldo Guasp y su asistente igual procedencia, Manuel Jesús Beltrés, y el miliciano Isidoro Lugo, del 5.to de Milicias, vecino de Adjuntas, quienes desde el día que salió a operaciones la columna del comandante Iglesias le acompañan voluntariamente, prestaron los mejores servicios en el expresado día, como asimismo los paisanos don Juan Bartoloméy, corso y hacendado de Café del Barrio de Guayo, y don Manuel Cirilo Irisarri, del mismo, me permito recomendarlos a la consideración de V.E., en unión de don Domingo Mariani, por el patriotismo y desinterés que ha demostrado, y los recursos y auxilios que en todos conceptos nos está prestando al tomar por punto de residencia de la columna a mi mando y base de operaciones la casa de su finca Santa Clara, que habita en este barrio.

Todo lo que tengo el honor de poner en el superior conocimiento de V.E. a los fines que considere convenientes, acompañándole al mismo tiempo la declaración espontánea que ha prestado uno de los cuatro citados cabecillas don Manuel Cebollero. ---Dios guarde a V.E. muchos años. ---Río Prieto 6 de octubre de 1868. ---FRANCISCO MARTINEZ. ---Excmo. Sr. Capitán General de esta Isla."


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