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La circulación monetaria mexicana en Puerto
Rico:
1876 - 1895
Inestabilidad monetaria, crisis social
Por Dr. Carlos R. Casanova
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nte la situación de crisis y en plena discusión sobre el cambio de
moneda, -las metas esenciales
de los terratenientes
y comerciantes de la colonia-
no suponen
que existiera unidad de
criterio en el conjunto
de cada sector. De lo que
se trata es de
indagar si realmente cada
sector involucrado
en el debate del canje
de la circulación
monetaria estaba en condiciones
de enfrentar
la crisis con recursos
económicos adecuadamente
canalizados.
Al comerciante importador cuya actividad
dependió esencialmente de la importación
y concedió préstamos a los agricultores le
podía interesar el canje de moneda (de patrón
plata a patrón oro. Y ciertamente hubo esas aspiraciones. |
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Al comerciante exportador de azúcar por
el contrario, le podía haber interesado una
moneda devaluada, como a los hacendados cañeros,
propietarios de unos 249 establecimientos,
pero no necesariamente a los dueños de las
22 centrales azucareras. Tampoco creo que
a los cafetaleros, puesto que la maquinaria
necesaria para ellos se abarataría con una
moneda estable y la reorganización de la
economía de exportación, que supone el adoptar
una moneda fuerte.
Astrid Cubano ha dicho que exportadores como
Roses y Cía. se oponían
a la sustitución
de la moneda devaluada
por una moneda estable.
Por ello, amenazó con subir
los salarios
si se sustituía la moneda
devaluada por una
de mayor valor. En principio,
esto crearía
una inflación lo que supone
acentuar la dependencia
en las importaciones. Limitaba
cualquier
posible plan orientado
a la producción de
algunas de las mercancías
importadas, tal
y como había sugerido el
agrónomo Fernando
López Tuero en otras ocasiones.
La tensión descrita por
Ramos Mattei respecto
a las haciendas azucareras
en Ponce con motivo
del canje monetario anunciado
en 1894, era
lógica si se toma en cuenta
que para muchos
hacendados cañeros tenía
sentido vender su
producto con una moneda
devaluada. Muñoz
Rivera a través de su diario
La Democracia
se autoproclamó representante
de este sector
y como ellos, buscó una
base de apoyo en
los jornaleros rurales
para oponerse al canje.
Álvarez señala que en esos
días la inflación
crecía, los precios de
los alimentos se duplicaron
y que esto motivó que los
jornaleros urbanos
protestaran aún cuando
no fuera a través
de una organización.
En una situación en la que la moneda circulante
se desplaza no sólo por
su valor nominal
sino que además se tiene
poca confianza en
ella era natural que el
anuncio de un canje
por patrón oro supusiera
un descuento del
50% y por ello palidecieran
los hacendados
de caña.
En los pocos trabajos comentados
puede apreciarse
que uno de los aspectos
importantes de este
tema es el efecto que provocó
la inestabilidad
monetaria sobre los distintos
sectores de
la sociedad durante los
años de 1881 a 1895,
cuando finalmente se realizó
el canje. La
hostilidad y el desconcierto
se alimentaron
no sólo de la crisis económica
que se vivió
durante esos años, también
influyó la impotencia
que se sentía frente al
gobierno metropolitano
en la medida que el problema
se prolongaba.
La narración de S. Álvarez sobre los efectos
de la crisis económica
y una nueva depreciación
de la moneda como detonante
de la ira popular
urbana es sin duda un síntoma
del problema
monetario.
Ana Santiago de Curet advierte
que los datos
de esta circulación no
pueden estimarse como
fiables debido a que las
piezas, tenían diferentes
valores legales e intrínsecos.
A su juicio
esto retrasó la inversión
de capitales, y
se generó la especulación.
Está comprobado
que la especulación generó
beneficios a ciertos
comerciantes dedicados
a la venta de giros
y préstamos que luego se
cobraban con elevados
intereses en plazos cortos,
más expropiaciones
de tierra. Por ello, no
había motivos para
una inversión. Y desde
esta perspectiva no
veo cómo pudiera alguien
interesarse por
invertir en una industria
agro-exportadora.
Esta situación podría explicar por qué a la
altura de la década de
los años ochenta en
Puerto Rico no se había
dado pasos concretos
para desarrollar una economía
agro-exportadora
industrializada. Todavía
hay que reunir más
información como por ejemplo,
datos que permitan
conocer si fue habitual
en la mayoría de
propietarios y comerciantes
las transferencias
a España por concepto de
donaciones. En casos
muy específicos está demostrado
que se exportó
dinero en cantidades considerables
a Barcelona,
al Banco de España, y al
crédito Balear así
como a Córcega. Pero las
transferencias personales
en concepto de donaciones
requiere una interpretación
acorde con el volumen exportado
y su frecuencia,
y ya se sabe que la exportación
de dinero
ha sido una práctica frecuente
entre los
grupos que emigran. De
otra parte, )por qué
exportar dinero cuyo valor
real era menor
que el nominal?
El interés por estimular
la economía se produjo
en el último cuarto
del siglo XIX. En 1889
la Compañía de Ferrocarriles
de Puerto Rico
publicó en la prensa
de Madrid los activos
y pasivos de la Compañía
de Ferrocarriles
de Puerto Rico, una
importante suma de dinero
para la construcción
del tren, unas 46.185.276,75
pesetas que al cambio
en pesos mexicanos
eran 8.775.465,84
aproximadamente. |
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Además, a partir de 1893 se venía asignando
en los Presupuestos de Gastos e Ingresos
de Puerto Rico, una subvención de entre 125.000,00
y 150.000,00 pesos y la partida asignada
a Fomento aumentó progresivamente hasta lograr
el 22% del total del presupuesto.
VER GRÁFICOS 2 y 3.
Pase a la p. 6, Los distintos caminos de una crisis
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