CRISIS INTERNACIONAL, CRISIS INSULAR
Las consecuencias económicas de la plata
Por Dr. Carlos R. Casanova
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La circulación monetaria mexicana en Puerto
Rico:1876 - 1895
l censo de 1899 en Puerto Rico demuestra que los caminos, las carreteras
y por sobre todo las vías ferroviarias eran
inadecuados. La mayoría de los tramos del
tren estaban incompletos en la costa a pesar
de que muchos de estos tramos entraban a
las haciendas azucareras. Tramos que hay
que decir, fueron construidos por los propios
hacendados.
Foto: Antigua estación del ferrocarril en
el viejo San Juan.
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Otro aspecto importante de esta infraestructura
lo constituyó el sistema
monetario existente
durante todo el siglo XIX.
Que además hay
que decir es poco estudiado.
En primer lugar
la circulación monetaria
de la centuria se
caracterizó por estar devaluada,
primero
por emisiones forzosas
de billetes en modo
abusivo ante la falta de
moneda metálica;
después, por la necesidad
de sacar de la
circulación el billete
devaluado, y la conveniencia
de permitir la entrada
del peso macuquino que traían los inmigrantes venezolanos.
Moneda que también hay
que decirlo estaba
devaluada. Luego de un
descuento del 12%
de su valor, se canjeó
por moneda española
en 1856, mas tampoco duró
mucho en circulación
pues más de un tipo de
moneda circulaba en
la Isla. Todo ello presumiblemente
debido
a la continuidad del contrabando.
Con todo,
la moneda circulante devaluado,
cumplía el
propósito de mantener costos
bajos para la
venta de un producto que
no estaba refinado
y que competía con precios
bajos.
El uso de fichas para el pago de jornales obedeció más, al problema de la escases
monetaria que a otra motivación.
Finalmente,
entre 1874 y 1895 la circulación
del peso mexicano, moneda que devaluó constantemente, permitió
que la producción agrícola
pudiera mantenerse
en el mercado. Beneficiaba
intereses de comerciantes
pero dificultaba el establecimiento
de un
sistema económico que pudiera
dar impulso
a una industrialización
de la economía de
exportación agrícola ya
fuera cafetalera
o azucarera.
El establecimiento de un banco de emisión
para 1888 y sus operaciones,
forzadas al
uso de dos sistemas monetarios
vigentes (peso
mexicano y moneda española)
refleja una parte
de las operaciones que
se llevaban a cabo
en la Isla. En 1895, un
nuevo canje con descuento
de un 60% se llevó a cabo
por una moneda
conocida como el peso provincial cuyo valor sólo era admisible en 100% en
la Isla y sujeta a los
mismos descuentos
de todas las monedas acuñadas
en plata. Y
la plata, hay que decirlo
estuvo en continua
devaluación durante todo
el siglo XIX.
De la década de 1860 a
1870 la producción
azucarera había logrado
cuotas muy elevadas.
La ausencia de Bancos
Este es un tema que aun requiere estudios
pues los historiadores
piensan que la falta
de una institución financiera
explica en
parte el pobre desarrollo
de la industria
agrícola. Si se parte del
supuesto de que
la banca tiene que financiar
la industrialización
entonces esta es una respuesta
viable para
explicar por qué no despegó
la industria
azucarera. Pero si la banca no logró establecerse durante
el siglo XIX es posible
que se debiera a
que aún no habían las condiciones
que justificaran
su presencia y actuación
a pesar de haber
una economía de exportación.
Las casas comerciales
en la Isla actuaban como
prestamistas y el
cobro de intereses fue
más en función de
la inestabilidad económica
prevaleciente
que el del criterio de
usura.
A pesar de todo, la banca
se inicia en la
década de 1870 con la presencia
de la Sociedad
Anónima de Crédito Mercantil,
Sociedad que
luego se convierte en el
Banco Español de
Puerto Rico en 1888 [ver
foto a la derecha];
surgió luego el Banco Territorial
Agrícola
en 1894, el Banco Popular
en 1894 y el Banco
de Crédito y Ahorro Ponceño
en 1895.
La Crisis
En Puerto Rico circuló oficialmente el peso
mexicano entre 1879 y 1895.[1] El orden económico mundial del final de
siglo XIX, que estaba dirigido
por Inglaterra
y los Estados Unidos, comenzaba
a actuar
con mayor presencia debido
a su determinación,
y su creciente desarrollo
industrial. Los
comerciantes y hacendados
de Puerto Rico
que estaban en contacto
con esta realidad,
operaban en un mercado
internacional que
efectuaba sus transacciones
teniendo muy
presente: los tipos de
interés en el crédito
y los tipos de cambio sobre
el dinero, las
exportaciones e importaciones,
el mercado
del oro y la plata y su
producción. En el
último cuarto del siglo
XIX era evidente
que los países hacía mucho,
habían organizado
sus economías en torno
al patrón oro, el
bimetalismo, y el patrón
plata [2].
En esta diversidad de sistemas
monetarios
se encontraba Puerto Rico
como productor
y exportador de azúcar
y café, y usuario
de uno de los sistemas
monetarios, el bimetalismo,
sistema que admite valor
liberatorio a las
monedas de oro y plata.
La adopción del peso
mexicano en 1879 no significaba
la adopción
del patrón plata, sino
una decisión dirigida
a mantener la oferta monetaria
interna.
Foto: Billete de 5 pesos del Banco Español
de Puerto Rico.
Los mercados de Londres y Nueva York eran
referencia obligada -por
lo que se desprende
de las publicaciones de
la época- para seguir
minuciosamente el valor
de la plata y los
precios en el mercado.
Los comerciantes en
Puerto Rico que actuaban
como expendedores
de letras de cambio y en
cierto modo como
banqueros aplicaban las
reglas del mercado
para procurar sostener
un cambio entre los
metales de oro y plata
que constituían el
sistema monetario internacional.
En la Isla
no se podía hacer otra
cosa, ya que los mecanismos
habituales de compensación
para el sistema
monetario los tenía que
realizar un Banco
Central o una Casa de moneda.[3]
Continúa en la p. 2
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