Antonio R. Barceló:
"Puerto Rico primero, por
encima de
todo"
Por Luis R. Negrón Hernández
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ACIÓ Antonio Rafael Barceló Martínez el 15 de abril de 1868, en el pueblo de
Fajardo. Su niñez transcurrió
junto a su
tía y su abuela, pues tan
sólo a los tres
años había quedado huérfano
de sus padres
don Jaime Barceló y doña
Josefina Martínez,
ambos españoles. "Me
cuidadaba con mucho
cariño una hija de mi tía
Carmen, llamada
Mercedes, a quien quise
y traté siempre como
mi hermana", contaría
luego con nostalgia.
En Fajardo, cursó sus estudios
de escuela
elemental bajo el maestro
don Ricardo Belaval.
Por su dedicación, obtuvo
una beca que se
otorgaba anualmente gracias
a un donativo
dejado por el obispo Gutiérrez
de Cos. Con
ella logró ser aceptado
en el prestigioso
Seminario Conciliar de
la calle del Cristo,
en el viejo San Juan (donde
está ubicado
hoy el Centro de Estudios
Avanzados, dirigido
por Ricardo Alegría). Ante
la difícil situación
económica que experimentaba
su familia, alternaba
sus estudios con el trabajo
en el establecimiento
"El Pacú". Su anhelo era
ser abogado,
y ante la ausencia de una
escuela en la Isla
tomó cursos por correspondencia
logrando
revalidar en San Juan.
En el 1928, la Universidad
de Columbia le conferiría
el título de Doctor
en Leyes Honoris Causae.
Los liberales habían obtenido el triunfo en España extendiendo
a la Isla poderes autonomistas que serían
desmantelados por los norteamericanos al
invadir sus tropas nuestra tierra en julio
de 1898. Barceló ocupaba entonces la secretaría
del Partido Autonomista y ejercía como juez
municipal de Fajardo, participando en el
1899 en la formación del Partido Federal,
antecesor del Partido Unión de Puerto Rico.
Ante la arrogancia
de los nuevos conquistadores,
Barceló se entregó
totalmente a la defensa
de los derechos políticos
y culturales de
Puerto Rico. Sólo
norteamericanos podían
ocupar o controlar
los puestos de gobernador,
gabinete y secretarías
de las diferentes
agencias o departamentos
de gobierno. El
presidente, congreso
y gobernadores de
turno
implementaron una
política de americanización
del país a toda costa
a partir del 1900,
intentando para ello
destruir los cimientos
de nuestra identidad
puertorriqueña. El
idioma
español era sustituido
en nuestras escuelas
por el inglés, mientras
se le inculcaba a
las nuevas generaciones
la supremacía cultural
anglosajona sobre
la hispana y se le
trataba
al pueblo como un
niño no apto para
asumir
responsabilidades
de gobierno propio. |
|
Antonio Rafael
Barceló Martínez
en Washington D.C. |
Don Antonio Barceló tuvo ocasión de mostrar su ejemplaridad
patriótica como miembro
de la Cámara de Delegados
en el 1905, del Consejo
Ejecutivo en el 1914
y fundador de la Alianza
de Puerto Rico en
el 1924, compuesto de unionistas
y republicanos
disidentes. Admirador y
colaborador de las
luchas autonomistas de
Luis Muñoz Rivera,
el líder fajardeño tomó
la batuta del liderazgo
del Partido Unión de Puerto
Rico al fallecer
su jefe Muñoz Rivera en
1917.
[Foto: Barceló junto a don Luis Muñoz Rivera]
A partir de ese año, Barceló fue seleccionado
para presidir el Senado,
puesto que ocupó
hasta el 1930. Dos años
después fundó el
Partido Liberal. Aprovechó
todos los foros
posibles, y no puso reparos
en invertir todos
sus ahorros en campañas
en pro de los derechos,
cultura y mejoramiento
económico y social
de todos los puertorriqueños.
El escenario económico era de penurias y gritos de huelga ante los abusos de las
grandes corporaciones norteamericanas e industriales
republicanos , y las pésimas condiciones
de trabajo que imponían al obrero puertorriqueño.
Los jornales eran de 2 ó 3 centavos la hora
por un día de 12 horas de trabajo. Hubo levantamientos
y protestas entre los trabajadores agrícolas,
de los muelles, el tabaco y los de la industria
de la aguja. |
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En el 1933, el gobernador norteamericano
indicaba en su informe anual al presidente
de los Estados Unidos que la Isla experimentaba
el mayor número de desempleados en toda la
historia de la Isla. El azote del huracán
San Felipe en el 1932 agravó la situación.
Unos 70 mil puertorriqueños emigraban hacia
el Norte en busca de mejores oportunidades
que en su mayoría resultaron ilusorias.
La llamada "Generación del 30" de literatos boricuas denunció en sus obras
los abusos de las corporaciones
absentistas
norteamericanas, el latifundio,
el monocultivo,
las pésimas condiciones
de vida del puertorriqueño,
a la vez que entrelazaba
sus narraciones
costumbristas con lo criollo,
lo isleño y
la figura del jíbaro. Entre
ellos, Enrique
Laguerre con La Llamarada
(1935), sobre el
dolor del trabajador en
el cañaveral, y La
ceiba en el tiesto (1956),
que describe la
vida del emigrado a Nueva
York; Miguel Meléndez
Muñoz en Cuentos del cedro
(1936) sobre las
discrepancias con las nuevas
costumbres norteamericanas
y las de la época. Antonio
S. Pedreira con
Insularismo exponía su
tesis pesimista sobre
los efectos irremediables
del trópico en
la personalidad del puertorriqueño,
contraria
a la de Tomás Blanco en
Prontuario de Puerto
Rico (1935).
[Foto: Antonio S. Pedreira]
En Insularismo, Blanco expresaba que en Puerto
Rico existe "un pueblo
con problemas
propios, caracteres regionales
bien definidos,
recursos modestos, pero
suficientes si se
administran en provecho
de la población",
la vez que achaca sus problemas
a "los
males económicos y morales
inherentes al
colonialismo; mediatizado
por normas ajenas,
muchas veces antagónicas
a la realidad isleña...".
Fue en este efervescente y confuso ámbito social y político que se
formó la Coalición, compuesta
entre el Partido
Socialista que arremetía
contra "los
abusos del capitalismo"
y el Partido
Unión Republicana dirigido
por empresarios
vinculados a dichos abusos
y los poderosos
intereses azucareros. Pero
ambos favorecían
la estadidad, aunque los
republicanos transarían
por una autonomía de no
alcanzarla. El Partido
Liberal Puertorriqueño,
con Barceló, y el
Partido Nacionalista buscaban
la independencia
inmediata.
[Foto: Barceló a su llegada a la Isla desde
Washibgton D.C.]
El acuerdo de la Coalición logró que alcanzaran
el triunfo en las elecciones
del 1932 y 1936
[ver tabla], aunque fueron
los liberales
los que más votos obtuvieron
separadamente.
.
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Resultados de las elecciones de 1932 y 1936
|
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Partido político:
|
Número de votos:
|
.
|
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- 1932 -
|
- 1936 -
|
Partido Liberal
|
170,163
|
252,467
|
*Unión Republicana
|
110,974
|
152,739
|
*Partido Socialista
|
97,438
|
144,294
|
Partido Nacionalista
|
5,257
|
___
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*La Coalición entre la Unión Republicana y
el Partido Socialista obtuvo
en el 1932 un
total de 208,412 votos
Ante la oferta del congresista Tydings de otorgar la independencia a la Isla, pero
sin un proceso de transición
económica, habían
surgido serias discrepancias
entre los liberales.
Estas no eran ajenas también
entre sus opositores,
pero culminaron con la
decisión de Barceló
de expulsar a un grupo
de disidentes que
clamaban una independencia
"con justicia
social y económica",
entre los cuales
se encontraba el joven
periodista Luis Muñoz
Marín, hijo de Muñoz Rivera.
[Foto: Barceló,
Antonio R. Quiñones y Luis
Muñoz Marín]
Muñoz Marín, que ya desde septiembre de 1936
había fundado la Acción
Social Independentista
(ASI) dentro del Partido
Liberal, fue expulsado
por la Junta Central del
partido en mayo
de 1937. Un mes más tarde,
fundó el Partido
Liberal, Neto, Auténtico
y Completo que favorecía
una independencia inmediata
para la Isla,
y cuyo nombre cambió al
siguiente año por
Partido Popular Democrático
(PPD), con el
lema "Pan, Tierra y Libertad".
Eran esos días de gran turbulencia política y persecución
contra independentistas
por parte del gobierno
y jefatura de la policía
norteamericana que
desembocaron en la Masacre
de Ponce. En el
1940, el PPD habría de
obtener el control
del Senado y en el 1941
el apoyo de los legisladores
liberales de la Unificación
Puertorriqueña,
que convertiría de hecho
al PPD en el partido
mayoritario.
[Foto: Padres, madres e hijos de nacionalistas
asesinados en la llamada
Masacre de Ponce]
Este desmembramiento del Partido Liberal
era eco de una seria crisis
social e institucional
en Puerto Rico. Barceló,
endeudado y empobrecido
al invertir sus propios
recursos en favor
de la causa política puertorriqueña,
y agotado
por el torbellino dentro
de su partido, cayó
enfermo, no así su espíritu
de combate.
"Puerto Rico primero, por encima de todo", fueron las últimas
palabras de don Antonio
R. Barceló Martínez,
las cuales recogen toda
su trayectoria patriótica.
El pueblo demostró masivamente su admiración
y respeto al prócer en
el último adiós tras
su muerte acaecida el 15
de octubre de 1938.
[Foto: Sepelio de Barceló]
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