Julia de Burgos
Biografía y poemas
por Luis R. Negrón Hernández
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*Le invitamos a leer: Poemas de Julia de Burgos.
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Julia de Burgos
Carolina, P.R., febrero 1914,
Nueva York, julio 1953
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ULIA CONSTANTINA Burgos García nació en Carolina, Puerto Rico, el 17 de febrero de 1917,
y murió en la ciudad de
Nueva York en julio
de 1953.
Cursó los estudios primarios
en el barrio
Santa Cruz de Carolina,
y en Río Grande.
En 1928, su familia se
trasladó a Río Piedras
donde Julia estudia y se
gradúa en 1931 de
la Escuela Superior de
la Universidad de
Puerto Rico. Prosiguió
en dicho recinto universitario
obteniendo un Certificado
de Maestra Normal,
profesión que por un año
ejerció en 1935
en el barrio Cedro Arriba,
de Naranjito.
Fueron tumultuosas estas primeras décadas
de su vida, tanto en lo político y social como en el
plano personal. El Congreso
en Washington
D.C. le impuso la ciudadanía
norteamericana
a los boricuas poco después
de entrar en
la Primera Guerra Mundial.
Los jóvenes boricuas
comenzaron a ser reclutados
al servicio militar
obligatorio. Surgieron
choques sangrientos
entre la Policía con su
Jefe norteamericano
Riggs y los jóvenes nacionalistas
dirigidos
por don Pedro Albizu Campos. Los trabajadores de la caña se rebelaron;
las trabajadoras de la
aguja se lanzaron
a la calle en protesta.
El pueblo pasaba
hambre; las corporaciones
norteamericanas
y empresas locales sólo
pagaban unos 25 centavos
diarios a los obreros y
obreras, muchos de
los cuales trabajaban de
sol a sol. En 1934,
Julia de Burgos trabajaba
en el pueblo de
Comerío como empleada de
la PRERA (Puerto
Rico Economic Reconstruction
Administration).
En 1937, fue despedida
por sus creencias
independentistas como libretista
del programa
radial "La Escuela del
Aire" del
Departamento gubernamental
de Instrucción
Pública. Su matrimonio
de hacía tres años
con Rubén Rodríguez Beauchamp
terminó en
divorcio.
En 1937 pronunció el discurso "La mujer
ante el dolor de la patria".
El diario
El Imparcial publicó por
primera vez sus
poemas; terminó en este
año su primer poemario
"Poemas exactos a mí misma",
cuaderno
mecanografiado que aún
sigue perdido. En
1938 publicó "Poema en
veinte surcos".
El Ateneo Puertorriqueño
elogió su obra.
Al año siguiente, el Instituto
de Literatura
Puertorriqueña premió su
libro "Canción de la verdad sencilla". Comenzada la Segunda Guerra Mundial,
Burgos emigró como otros
muchos a la ciudad
de Nueva York donde, sin
embargo, sufrió
muchas dificultades económicas
y las heridas
del autodestierro.
En enero de 1940, se embarcó a La Habana para vivir junto al dirigente político dominicano
Dr. Juan Isidro Jiménez
Grullón. Allí en
Cuba, se vio incapacitada
económicamente
de lograr un grado en la
universidad habanera.
Terminó entonces su poemario
"El mar
y tú"; se relacionó con
escritores e
intelectuales, entre ellos
con Pablo Neruda
quien elogió sus escritos.
Ocasionalmente
enviaba colaboraciones
a publicaciones y
diarios de Puerto Rico,
como el poema "Campo"
(1941).
En 1942, rompió relaciones
amorosas con Jiménez
y regresó a Nueva York,
donde experimentó
nuevas vicisitudes económicas
y discrimen.
Se casó con Armando Marín
en 1943; trabajó
como redactora en el semanario
Pueblos Hispánicos, que dirigía Antonio Corretjer. En 1944 laboró como oficinista en Washington
D.C., tratando de estudiar
de noche. Regresó
a Nueva York, donde en
1946 recibe otro premio
y elogios de la comunidad
puertorriqueña
en dicha ciudad, ésta vez
por su artículo
"Ser o no ser es la divisa".
Su salud se deterioró en este período; decayó su ánimo y se acentuó su problema
de alcoholismo que
generó en una cirrosis
hepática. Fue recluida
en varios hospitales,
de donde se escabullía
hasta que en el julio
de 1953 es hallada
inconsciente en la Calle
105, falleciendo
en el Hospital de Harlem.
Sus familiares desconocían
su paradero. El
4 de agosto, la prensa
dio a conocer su muerte.
La Sociedad de Periodistas
trasladó sus restos
a Puerto Rico el
6 de septiembre de 1953,
los que fueron expuestos
en el Ateneo Puertorriqueño
antes de recibir
santa sepultura.
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La obra de Julia de Burgos
trascendió el
vanguardismo de la década
de los treinta
y el existencialismo de
los cincuenta. Se
nutrió de los grandes maestros
del siglo
XX: Neruda, Alfonsina Storni,
Juan Ramón
Jiménez, García Lorca y
Juana de Ibarbourou;
y del atalayismo literario
de la postguerra.
Su obra no puede separarse
de la sensibilidad
de la autora y su devenir
existencial. Sus
versos reflejan la tristeza
y, a la vez,
la fuerza interna de la
poetisa y la ebullición
de su contorno político-social.
Su lírica
intensa y apasionada sacudió
el tema de la
muerte, se abrazó a la
naturaleza -río, mar-
, le cantó al amor y a
su patria puertorriqueña,
y revoloteó en el expansionismo
cósmico del
alma. Se adelantó a la
poesía femenina de
la década del 1960 y a
la corriente poética
neoyorquina. Se proyectó
en la eternidad
con su Río Grande de Loíza: "El más grande de todos nuestros llantos
isleños, si no fuera más
grande el que de
mí sale por los ojos del
alma para mi esclavo
pueblo".
La patria, por su mérito artístico, la sitúa muy merecidamente junto a los
grandes de la historia
de la lírica puertorriqueña:
Corretjer, Luis Palés Matos y Luis Llorens Torres.
*Le invitamos a leer: Poemas de Julia de Burgos.
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