La Conferencia de Qatar sobre el diálogo entre
cristianos y musulmanes
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LA CONFERENCIA DE QATAR SE CIERRA CON ESPERANZAS
DE DIÁLOGO
La Conferencia de Qatar sobre el diálogo entre
cristianos y musulmanes
se clausuró el 29
de mayo con tres reuniones
a puerta cerrada
y una conferencia de prensa
del arzobispo
Michael L. Fitzgerald,
presidente de la Pontificia
Comisión para las Relaciones
Religiosas con
los Musulmanes.
Participaron también en
la rueda de prensa
el profesor Youssef Kamal
El-Hage, de la
Universidad libanesa de
Notre Dame y consultor
de la pontificia comisión
y Aysha Al- Mannai,
decana de la facultad de
Derecho y Estudios
islámicos de la universidad
de Qatar.
El arzobispo Fitzgerald afirmó que estas reuniones,
idea del emir Abdullah
bin Khalifa Al-Thani
de Qatar, ponen de relieve
el deseo de diálogo
de ese país, que estableció
relaciones diplomáticas
con la Santa Sede en noviembre
de 2002.
Para Al-Mannai la reunión
ha sido muy positiva
y ambas religiones esperan
proseguir y profundizar
su diálogo. Observó además
que Qatar ha buscado
siempre favorecer la comprensión
y promover
la paz mediante el diálogo,
y recordó que
el emir Khalifa Al-Thani,
en su discurso
de inauguración expresó
el deseo de que en
el próximo encuentro participase
una representación
judía.
"Puede ser útil -había dicho el emir- que en
el seminario del año próximo
la conferencia
sea sobre el diálogo entre
cristianos, musulmanes
y judíos. Los judíos comparten
con nosotros
la creencia en un solo
Dios. Es la manera
para construir una relación
correcta donde
predominen los principios
del amor, la tolerancia
y la igualdad por el bien
de la humanidad".
El-Hage subrayó que las reuniones -las primeras
en las que tomaban parte
miembros de la pontificia
comisión e invitados musulmanes-
se caracterizaron
por la transparencia y
la cordialidad. Recordó
que habían afrontado el
tema de la libertad
religiosa, el derecho de
los creyentes a
practicar la propia religión
en el país donde
viven, y el problema que
a veces representa
cuando se pertenece a una
comunidad minoritaria.
Por la tarde, en un coloquio con los periodistas,
el arzobispo Fitzgerald
comentó la preocupación
de la comunidad musulmana
en todo el mundo
por el tema de la libertad
religiosa, especialmente
cuando se interpreta desde
un punto de vista
personal, sin contar con
una autoridad que
dictamine sobre esta materia.
El prelado
observó que los musulmanes
invitados a las
reuniones a puerta cerrada
se sintieron a
gusto gracias al clima
de cordialidad y apertura.
Ninguno se había fijado
objetivos sorprendentes
y por eso no hubo desilusiones.
La parte teórica del encuentro
incluía un
examen de la Declaración
Universal de Derechos
Humanos, dijo el arzobispo,
que observó que
si bien no se había llegado
a una definición
común de libertad religiosa,
se había sugerido
la utilizada en la declaración.
No obstante,
recordó, esa definición
y otros pasos del
documento, sobre todo los
relacionados con
algunos tipos de libertades
y derechos humanos
no gozan del acuerdo universal.
Después,
respondiendo a una pregunta
sobre si los
musulmanes veían esta Declaración
como una
imposición del Occidente,
afirmó que algunos
lo consideraban así.
La segunda parte de la reunión estuvo dedicada
al Magisterio de la Iglesia
Católica en materia
de libertad religiosa y
la tercera al pensamiento
de los autores religiosos
contemporáneos
sobre este tema en la ley
islámica. En la
cuarta parte se abordó
el proceso de vigilancia
de la libertad religiosa
en el mundo a través
de organizaciones como
el Observatorio de
Helsinki y la Organización
para la Cooperación
y la Seguridad en Europa
(OSCE).
Refiriéndose a las diferencias
entre la doctrina
católica y la ley islámica
sobre la libertad
religiosa, el arzobispo
Fitzgerald dijo que
a pesar de todo "estamos
de acuerdo
en que la libertad religiosa
forma parte
de la dignidad del ser
humano que procede
de Dios". Puntualizó
la diferencia entre
libertad de religión (la
libertad de creer
y practicar la propia fe
o de no creer) y
la libertad en el ámbito
de la religión.
La primera es un derecho
pleno, la segunda
no lo es porque ser creyente
implica vivir
según una serie de reglas
y una conducta
determinada sin tener la
libertad de cambiarla.
El arzobispo concluyó citando las dificultades
que surgen cuando no existe
una autoridad
central o una estructura
jerárquica como
la Iglesia Católica. A
menudo, dijo, en el
mundo musulmán las personas
se representan
así mismas, no una Iglesia
o un grupo.
CIUDAD DEL VATICANO, 1 JUN 2004 (VIS). -
DELSS/DIALOGO/QATAR:FITZGERALD
VIS 040601
(730)
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