Mi amigo y mentor: el padre Álvaro (1918-2011)
¡Gracias por ser quien eres! iGracias por compartir tu vida con nosotros! Gracias por enseñarnos a amar a nuestra patria! iGracias por mostrarnos el camino
hacia la casa de nuestro Padre Dios!.
por Idalia Seijo
Edición, apuntes, foto: Luis R. Negrón H.
(Editor de PReb.com)
Marzo: asesinato del arzobispo Romero
La talla de santos de cara a la historia
Historia de los dominicos en Puerto Rico
Oración por la patria puertorriqueña
Censura
Nacionalista Lolita Lebrón: en YouTube
Roosevelt: Puertorriqueños sinvergüenzas
FBI: Informe sobre nacionalistas, 1936
(c) CopyRight - Prohibido copiar, reproducir
|
|
|
Padre Álvaro de Boer
1918-2011
El padre Álvaro nació en 1918 en Volendam, Holanda. Hijo de pescadores, contestó al llamado de Jesús en 1937 para convertirse en pescador de hombres
para el Reino de los Cielos. Fue ordenado sacerdote dominico en 1943, durante la cruel invasión de los Nazis a su patria. En 1934, el Provincial de la
Orden de Predicadores lo asignó a trabajar en Puerto Rico, comenzando en el pueblo de Yauco. Y desde entonces, se identificó tanto con nuestra patria
que se hizo para orgullo nuestro, un hijo de ella. Entregado a sumvocación evangélica, se comprometió de inmediato con los pobres, la justicia y los valores
de nuestra cultura e identidad nacional. Que Dios multiplique sobre tí las bendiciones que has derramado sobre nuestro pueblo.
ODA A LA PATRIA
Por Álvaro de Boer, O.P.
Cruzando los mares
del mundo
buscaba la felicidad
sin brújula en tanta
tormenta:
imagen de la humanidad.
San Juan, te vi faro
del mundo,
y en sueños te oigo
en el coquí.
Que nadie me compre
o me venda.
De nadie Soy, sino
de aquí.
Despierta conmigo,
paisano;
a ti to entrego esta
canción
de gloria a Dios
en las alturas,
camino de liberación.
Los puertos a los
que llegaba,
por suerte, en esta
confusión
no lograban tranquilizarme;
no alcanzaban mi
corazón.
Pensé que de donde
venía
ahí me iba, que todo
era igual.
Me estaba velado
quien era:
la mezcla del bien
y del mal.
Pasando por esta
aventura
con todo lo que descubrí
gustaba to que me
contaban
del Puerto de donde
partí.
Hallaba to que ya
tenía:
acentos de una identidad,
reflejo de un cielo
de estrellas
formando una comunidad.
Pienso en nuestros
antepasados
y en Dávila con su
bambú
doblado para levantarse,
rechazo de la esclavitud.
Los que ahora no
pueden,
no quieren;
cuando optan por
la sumisión:
anuncio de toda derrota,
devota de superación.
Los bardos que cantan
la historia
preñada de negra
maldad
nos llaman frente
a este mensaje
los hijos de la libertad.
|
LLÁ PARA PRINCIPIOS DEL 1962, y por recomendación de Carlos Manuel Rodríguez,
fui con mi amiga Norma
Díaz a la Parroquia
Santa Cruz de Bayamón a
conocer a un sacerdote
dominico Ilamado padre
Álvaro de Boer, holandés,
residente en Puerto Rico
desde 1946.
Carlos Manuel [beatificado recientemente] lo había conocido
durante su tiempo como
párroco en Ensenada
y consideraba que podia
ayudarnos en nuestros
proyectos de aquel entonces.
Como estudiantes de la Universidad de Puerto Rico, recinto
de Río Piedras, participábamos
de las actividades
del Centro Universitario
Católico, dirigido
en aquella época por el
padre Quevedo, S.J.
Unos días nos reuníamos
en la casita de la
Avenida Universidad y otros,
en la de la
Mariana Bracetti. Aquí
fue donde empezamos
a compartir con el Padre
Álvaro nuestras
inquietudes a ilusiones.
Nos impresionó como una
persona cálida, de
convicciones profundas,
decidido a arriesgarse,
tomando initiativas que
pudieran ser alternativas
válidas para el crecimiento
de la vida religiosa
puertorriqueña. Así fue
como se empezó a
cuajar lo que hoy es la
Comunidad Jesús Mediador.
Este pastor de tantos desvelos al cuido de su rebaño, nos enseñó a amar
lo nuestro. Su gran pasión
por el arte de
"los santitos" de palo,
tallados
como expresión de la fe
de nuestro pueblo
humilde y grande a la vez,
fue como el rayo
de luz que empezó a iluminar
nuestras mentes
a incendiar nuestros corazones.
La incorporación del folclor
musical puertorriqueño
en las celebraciones litúrgicas
allá en La
Milagrosa, con aquella
hermosa comunidad
de Hato Tejas, fue una
experiencia llena
de Dios. Recién se aprobaba
el uso del vernáculo
en la liturgia durante
el Concilio Vaticano
II y ya estábamos estrenando
la Misa en "La"
Menor del maestro Pedro
Escabí Agostini en
la liturgia dominical.
iFue grandioso! Padre
Álvaro había cultivado
con esmero el alma
litúrgica de aquella comunidad.
Gracias a la generosidad de la señora Inés Dávila Semprit nos ubicamos
en el sector Volcán-Arena
de Hato Tejas.
La gente linda de la barriada
nos fue enseñando
con su ejemplo y su palabra
cómo es que el
pueblo camina en la vida
animados en lo profundo
de su corazón por la fe
en el Dios de Jesucristo:
el Dios que es amor, perdón,
misericordia,
justicia, fraternidad,
igualdad.
Padre Álvaro, siempre atento
a discernir
por dónde va el soplo del
Espíritu Santo,
supo captar que los reclamos
por justicia
social de los sectores
excluidos, son una
exigencia del amor que
el Padre común ha
sembrado en nosotros. Esto
lo Ileva a echar
su suerte en apoyo a las
miles de familias
puertorriqueñas que en
la década del 70 unieron
sus fuerzas para reclamar
su derecho a una
vivienda digna. El movimiento
obrero en sus
luchas reivindicativas
también experimentó
su presencia solidaria,
junto a otros hermanos
sacerdotes y el obispo
Antulio Parrilla Bonilla,
S.J.
Como buen dominico, Padre Álvaro lee, estudia, medita, contempla,
discierne continuamente.
No hay descanso
posible pare este gran
ser humano, cuando
de ser fiel a su compromiso
de vida se trata.
Le gusta escribir para
comunicar el fruto
de sus reflexiones, con
la esperanza de que
éstas puedan arrojar un
poco de luz en el
caminar del pueblo de Dios.
Su profunda comunión
con el Dios de los pobres
lo Ileva a denunciar
los esquemas de autoridad-obediencia
en que
se fundamenta la institución
eclesiástica.
No escatima esfuerzo ni tiempo tratando de
despertar una conciencia
crítica colectiva
que sea capaz de levantarse
y luchar por
la verdadera Iglesia de
Cristo: la del amor.
Su espíritu libre lo capacita
para asumir
los sinsabores y sufrimientos
que de aquí
se generan, al caer su
mensaje en oídos sordos
o en aquellos que no quieren
escucharlo.
Plenamente convencido de que Dios derrama sus dones con generosidad sobre
sus hijos más sufridos, Padre Álvaro pone
a la disposición de éstos su carisma sacerdotal.
Su fe en el poder del amor de
Dios que mueve
montañas diariamente, a través
de los sacramentos
del perdón y de la unción de
enfermos. Somos
testigos de la transformación
de tantos hermanos
que han re-encontrado la paz
y la alegría
y han empezado una vida nueva
al servicio
de los demás seres humanos.
Foto: Celebración litúrgica a son de plena
en la celebración de los 50 años como sacerdote
del padre Álvaro, en la comunidad de las
Hermanas de Jesús Mediador, en el barrio
Volcán-Arenas de Bayamón.
|
De todas estas vivencias canta el corazón del Padre Álvaro. Su canto
se convierte en versos,
y entonces busca
y rebusca hasta que encuentra
la melodía
que le agrada. Radiante
de "contentura"
comparte con nosotras el
fruto de su inspiración.
Luego, junto al cuatro
de Domingo y la guitarra
de Manuel o Gilberto, nos
preparamos para
estrenarla en la próxima
liturgia dominical.
De todo esto, también cantan
nuestros corazones
un cántico de agradecimiento
a Dios. Los
presentes y los ausentes,
los vivos de aquí
y los vivos en el más allá,
los deambulantes,
sus compañeros de la Orden
Dominica, sus
familiares en Holanda y
nosotras en Jesús
Mediador unimos nuestras
voces para decirle
a este amigo y mentor:
¡Gracias por ser quien eres! iGracias por compartir tu vida con nosotros!
iGracias por enseñarnos
a amar a nuestra
patria! iGracias por mostrarnos
el camino
hacia la casa de nuestro
Padre Dios!.
*Nota de L. Negrón, editor de PReb.com:
Nuestro querido padre Álvaro partió a la Casa del Padre el jueves 24 de marzo del 2011, a los 93
años, en horas de
la madrugada. El velatorio
se llevó a cabo el
sábado 26 a partir de
las 9:00 a.m, en
la Comunidad de las hermanas
de Jesús Mediador,
en el barrio El Volcán,
Carr. 871, Hato Tejas,
Bayamón. El domingo
27 fue la celebración
eucarística a las 9:00
de la mañana, con
la participación de grupos
de música típica
puertorriqueña y el pueblo
que lo amaba. En
lugar de ofrendas florales, se aceptaron
donativos para entregarlos
-como él siempre
lo hizo- a los pobres.
Luego a las 2:00 p.m.,
del domingo fue el
sepelio en dichos predios
de la "iglesia sin
paredes",
(787-786-5292, 787-585-9192). |
|
"Yo te bendigo, Padre, Señor del Cielo,
porque has ocultado
estas cosas a sabios
e inteligentes, y
se las has revelado a los
humildes".
Mt. 11, 25 |
Curas felices | Oraciones por las vocaciones
Libros para la familia cristianaSección Amén
Instituto dominico de Estudios Históricos
Juan Alejo Arizmendi
|
|